martes, 4 de octubre de 2016

De nuevo tú.

¿Qué me ocurre? Tengo miedo. No me creo lo que estoy experimentando. Los pensamientos dañinos vuelven, y parezco confiada para hacerles caso sin rechistar. Sueño con ser invisible, llorar agua sin sal, sentir hueso sin piel, no comer. ¿La señorita anorexia se ha despertado de nuevo? Por favor, dueña de mí, te ruego mañana despertar completamente indiferente a estas letras. No quiero llorar, no quiero tener la certeza de que esto es realidad y no pesadilla. Me siento desesperada. 

jueves, 29 de septiembre de 2016

Pasos.

Remanso de paz, almohadones de verde hierba, sutil brisa mojada oceánica, imperceptible aleteo lejano de las palomas en los tejados, sucios, descuidados, de "no miro que me mancho". Estoy sentada, observo a los que pasan y ni si quiera se dan un momento para pestañear, otros pasan, y se detienen, pasan, y se anudan los cordones con impaciencia, pasan, y arrastran de la mano a algún pobre niño que no puede caminar con mayor rapidez. Pasan, y no viven. Se enredan con el tiempo, y no pueden escapar, y el bucle de las sombras nunca termina, y el ruido nunca cesa. Dejo de teclear. El sonido me abruma. 

Después.


domingo, 11 de septiembre de 2016

Regalé mi amor.

Titubean mis dedos sobre el teclado, me siento pletórica al escribir. El sol me calienta cada mañana, y lo compenso con un baño de luna plateado cada noche, cuando me siento a solas en mi tejado, y los murciélagos que caen del cielo pasan rozándome al lado. Al ir a dormir, dejo la ventana entreabierta por si algún gato negro siente frío y deseo de cobijo. La puerta cerrada. Me siento segura con la puerta cerrada, aunque el monstruo esté dentro. Me deslizo entre las sábanas tapándome hasta el cuello, a veces los murciélagos vienen demasiado sedientos. Estoy lista para dormir, pero no puedo, no cojo el sueño, y estiro los brazos pero nunca lo alcanzo. Un sueño... quiero un sueño...
Estoy en una casa de campo, con un niño que vive en el jardín de al lado. Yo tengo un jardín fruto de mis manos. Él me contempla cada día acariciar con mi nariz los pétalos de las flores. Quiere ser flor. Un día las miradas colisionan sin remedio. Yo le regalo una flor, la plantamos juntos, esta vez en su jardín. El niño comenzó a pintarla cada día en un cuaderno. Me la enseñaba, y yo notaba que se apagaba el color de aquella flor roja a medida que era retratada cada maldito día. 
Me acerqué a ella, preocupada, estaba pálida como algo inerte. Quise llamar al niño pero no tenía voz, estaba rota. De repente la flor se hizo polvo, y yo cenizas, tirada a su vera. Yo era la flor. Y este mi sueño.

Unas letras de María.

Me pregunto qué sería de mí sin ella. Algunas personas nacen con magia, pero solo unas pocas la derrochan. No te curan tus heridas, no sanan tus cicatrices. Te enseñan a amarlas, a convivir con ellas. Te hacen ver que son tatuajes en tu piel que te acompañarán el resto de tu vida, para recordarte que si ha cicatrizado es porque una vez fuiste fuerte.
Un secreto: Aún lo eres.
Por ti, Cristina, la que me da la mano cuando solo veo puñales.

domingo, 29 de mayo de 2016

Niebla.

La niebla a mi alrededor hace imposible el camino. La visibilidad es nula, y no hay nadie que tome mi mano. Estoy perdida, y estarlo acompañada sería un consuelo, no sería estar tan perdida. Duele el propio bao de mis pesados suspiros, mi interior gime al viento cortante, aúlla como un lobo a la intemperie, buscando a sus cachorros a la luz de la luna. Camino mirando al cielo, a la inmensidad llena de nubes de algodón de tonos cambiantes. Adivino la realidad que se esconde tras cada forma, la interpreto... ¿Qué sería de mí sin subjetividad? Nada de lo que aquí escribo es objetivo para nadie, ni para mí misma, que trato de sacar algo en claro del cúmulo de sentimientos que padezco. Veo la punta del iceberg a lo lejos, y me doy cuenta de que se derrite poco a poco, llegará un día en que ni yo misma sepa lo que me ocurre. Vago errante por la tierra mojada, pero no huele a lluvia, es sal y amargura, agua negra que emana de mi ser. Camino buscando algo que me llene, anhelo sentirme segura, protegida, sentir ilusión, sentirme querida. Deseo que alguien me trate con delicadeza, como si de un pétalo de amapola hablara, aun sabiendo que nada me rompe, que soy sensiblementefuerte.



martes, 24 de mayo de 2016

Hogar.

A veces siento que estoy completamente vacía,rota en pedazos que ni siquiera encajan. Sin solución, perdida, sola, no soy nadie. Yo no veo la luz del túnel, no tengo esperanza ni ilusión por vivir, pero en ocasiones, inesperadamente, se posa en mi hombro una amiga con forma de hermana, que me entiende, y me hace ver que estará presente en lo bueno y en lo malo, en lo horrible, en lo que asusta a otros, me hace comprender que ella solo se asustaría de verdad al notar mi ausencia eterna. Es magia. La necesito cuando no me necesito a mí. Siento que tengo mi hogar en su interior, que si quiero estar cómoda debo acudir a ella y refugiarme en su persona. Sus ojos me dicen la verdad, que me quiere, y no me hace falta nada más. "Contigo aprendí que no todos los infiernos son de fuego". Gracias. 







domingo, 22 de mayo de 2016

Nada.

Mi piel se eriza, pero no tiene razón. Veo cómo todos hablan sin decir nada, cómo creen que poseen la verdad suprema. No intentan concienciar, solo la imponen por la fuerza de la amenaza, el chantaje emocional. A veces no creo que pueda existir tanta maldad. Hemos creado tiburones terrenos, que se alzan para que se les vea, van hacia su víctima y muerden sin piedad. Los miedos se esfuman por pura necesidad; han de dar paso a otros aún más densos. No tengo miedo a la muerte, tengo miedo al miedo, al olvido, al abandono total. Mis pisadas no se escuchan, no dejo huella al caminar por la orilla del mar, mis suspiros no me envuelven en la niebla característica del invierno. Nadie me mira, no siento nada al acariciarme, el viento me traspasa, la lluvia se filtra por mi cabeza hasta llegar a mis pies. me encuentro en mi propio olvido, la propia inexistencia. Me siento una mota de polvo que muere por un soplido. Y cómo voy a encontrarme si no me veo. Me abrazo en sueños y despierto arqueada como una flor en busca del sol.



viernes, 6 de mayo de 2016

Nubes.

Oh esponjosas nubes, que me observáis bailando desde el cielo, rojizas, ensangrentadas como mis heridas. Qué imagen tendréis de mí, qué pensaréis cuando me baño en vuestras lágrimas, cuando vertéis vuestro llanto en mis párpados, y unimos nuestra nostalgia sin reparos. Escurro mis penas y las dejo secar a la intemperie, amparadas por vuestra espesa sombra que me cubre.Me guiáis hasta lo más profundo del camino que divisan mis ojos, sois sabias; tenéis vista privilegiada. Tan pacíficas, escandalosas a veces...Fieles a los pájaros que anidan en vuestras entrañas, generosas dejando traspasar la luz, cuidadosas, nunca interrumpiendo la curva del arcoiris, al margen de esta belleza, no os quedáis atrás. Gracias, protectoras mías, por acompañarme en los días grises pintando el color de mi alma, por poner niebla en mi camino cuando deseo perderme. 

sábado, 30 de abril de 2016

Sin ataduras.

La dulce niña queda arropada en su cama de pétalos de rosa, ve cómo la luna se asoma a la ventana, y le regala su luz plateada. Reconfortada la niña se imagina sobre la luna, meciéndose despreocupada, al cuidado de las estrellas. Las primeras lágrimas de sal comienzan a brotar de sus ojos, cerrados, no quiere ver a los monstruos debajo de la cama de pétalos de rosa. Estos monstruos acostumbran a sacar sus brazos como raíces gruesas de un árbol viejo, y ahogarla poco a poco hasta que la primera luz del día despunta en el horizonte lejano. La niña aguarda, expectante, a que sus raíces vuelvan a torturarla esta noche. Poco a poco nota como la aspereza le agarra el cuello, retuerce su delicado torso. La niña siempre se mantiene paralizada por el mismo miedo, esperando a que una noche su monstruo termine de matarla. Esta vez será distinta,coge aire y lo almacena en su pecho, para así tener un hilo de voz con el que hablar. Toma las riendas y se enfrenta a sus raíces, se desahoga, les narra todo lo ocurrido en su vida, sus pesares, sus traumas, sus aspectos más recónditos aún no superados. Poco a poco se hace fuerte, pues sus raíces, sus orígenes, su pasado, por fin sale a la luz, y deja de ser perseguida. 
La niña que acabó con su pasado oscuro, la niña que cortó sus raíces, al fin puede dormir para empezar de cero al día siguiente. 

miércoles, 20 de abril de 2016

Mediocre.

Algunos dicen que soy escritora, una escritora empedernida que lucha por salvar todas sus vivencias algún día estancadas en el recuerdo. Otros afirman que soy una simple niña que intenta hacer algo con su vida, algo diferente a los demás, pero obtiene como resultado algo mediocre. Yo solo me conformo con que ambas partes me den la oportunidad de mejorar. Despreciable mi cuerpo, mi alma, yo entera; aunque logro ocultarlo bien con esta capa densa de maquillaje de plata. Creen que brillo, pero la forma de mirar engaña. Daría mi vida entera por escribir algo similar a lo que engendró un día J. K. Rowling. Hay galaxias tan profundas en el interior de tantas mentes... Hay tanto escrito y por escribir, tantas delicias y tantos esperpentos, que me siento insuficiente, estorbo, estropicio, un pelo en la sopa. Es vertiginoso, escalofriante las vueltas que le doy a cada palabra, buscando siempre la belleza y la pulcritud. Muerdo mi labio inferior con ansias de algo mejor, escribo delicadamente, no vaya a romper el texto, la armonía. Mis pupilas dilatadas, a la caza de cualquier error insignificante, que a mí me lleva a una total humillación. Horas frente a las letras, mi vida, mi escape, mi arma afilada, mi amor eterno. 

lunes, 18 de abril de 2016

Carta.

Te echo de menos, me resulta tremendamente vulgar, mundano expresarlo así. Porque no se limita a echarte de menos, tu falta me desgarra creando en mí no solo tu ausencia, sino mi propia inexistencia, pues me llevaste contigo cuando te fuiste, sin darte cuenta. No te echo de menos, te muero, te insomnizo, te sueño despierta, te lloro rompiendo mi alma hasta el punto de no saber si aún me queda algún pedazo para volver a amar como lo hice, para volver a entregarme por completo, sintiéndome querida. Me muero literal y literariamente cada segundo que te pienso, que son todos. Marcas mi vida, si es que se le puede llamar así. Antes también llevabas tú el bastón de mando, pero me dabas la mismísima razón de vivir, ahora simplemente me mantengo latente por la mínima esperanza que albergo de que algún día te nazca echarme en falta, aunque esa ilusión se funde con mis lágrimas cada día que pasa sin saber de ti, pues me das motivos para arrugarla, romperla y arrojarla al cubo de la basura, al cubo de la basura celestial. No quiero reciclarte, no quiero a otra persona, deseo a la misma que me ofreció un pequeño mordisco de felicidad, y que se quedó conmigo para ver el efecto. No puedo perseguirte por la faz de este planeta, es finita, el camino es corto, y yo corro, pero es imposible competir con la distancia inquebrantable, infinita de la distancia que has puesto entre ambos corazones. Tampoco es incomprensible para mí que te hayas marchado, yo también lo haría si tuviese la ocasión. Lo imagino por unos instantes y provoca en mí un placer irrefrenable... Dejarme de la mano de Dios, abandonarme a una marea perdida para que me arrastre a las profundidades. No soy suficiente. 



miércoles, 13 de abril de 2016

Al margen.

Aislada, en una gran burbuja de cristal que todo lo refleja, todo lo ve, y todo lo graba. Cosida a ella, en su interior me encuentro, atada a la alienación de no saber lo que hay más allá, ajena a tanta emoción en constante movimiento. Desprendo chispas, cargadas de electricidad; no puedo tocarme a mí misma, no puedo rozarme, no puedo conocerme. Me limito a esperar un mundo mejor, esperar, las horas a veces efímeras pasan a mi lado de puntillas, dejando tras de sí un rastro de pesadez en mi rostro. Ojeras caídas, amargas y grises, como un cielo nublado coloreado recientemente a ras de mi mirada desesperada. Pestañas caídas en vano, sin cumplir deseo alguno, como hojas secas, marchitas, cayendo a la tierra, el final de sus vidas. Extraña, me reflejo en el cristal impoluto que me devuelve la desgarradora forma de mirar, mi alma filtrándose por esas pupilas negras que nunca se dilatan, ya no sienten, partidas por la mitad. Rotas, divididas, aguardan con paciencia borrar de ellas las imágenes que he vivido, todo lo visto. Aguardan una nueva vida. 



martes, 12 de abril de 2016

lunes, 11 de abril de 2016

Putrefacción.

Desamparada, lista para caer al hondo vacío que me observa penetrante cada día. Preparada para el más crudo fracaso, para estrellarme de frente contra mi realidad, en ocasiones distorsionada, sin yo quererlo. Arranco las fuerzas que se encuentran escondidas, incrustadas en lo más profundo de mí, perdidas en los pasadizos más recónditos de mi alma, de mi cuerpo, de mi constelación alunarada, de mi piel seca... A lo larga de mi lengua que sirve de trampolín a todos mis miedos, que nunca llegan a saltar, que nunca llegan a salir de mí. Siempre se quedan enredados en el nudo tan insoportable, indescifrable de mi garganta, que no me deja. Ahora únicamente me pregunto cuándo llegará el golpe final, intento mentalizarme, hacerme saber que todo saldrá mal, y que seré el moho verde y pestilente de cualquier alimento apetecible en sus buenos tiempos. Caduca, podrida.  


martes, 5 de abril de 2016

Bautizo.

Hoy os presento con suma delicadeza a un descubrimiento reciente, una persona real que ha irrumpido en mi vida para ser partícipe de ella. Es experimentada en temas prematuros, insegura en cuanto a sí misma y llena de sentimiento con los que quiere y lo que la llena. Con prontitud aprendió varias cosas por la fuerza, polvoriento tiene el corazón; pues está llena de presiones, expectativas, fracasos, e ilusiones.Intacta su sonrisa a veces surgida de las mismísimas cenizas... He aquí el ejemplo de fortaleza. Agradecida yo por el regalo cotidiano de su presencia, por el parpadeo continuo de sus ojos en ocasiones adormecidos, cansados, luchando contra el madrugar. En deuda me encuentro por este hallazgo tan oportuno y excepcional, que ni la suerte tiene la suerte de hallar en su camino. Por encontrar a un ser capaz de escuchar, (en estos tiempos), tales cosas. Capaz de sobrellevar determinadas circunstancias y dispuesta a ayudar; algo para mí imprescindible. Eres más de lo que imaginas. No te rindas sin dar pelea. Te quiero, quedas bautizada como Sensiblementefuerte. 

lunes, 4 de abril de 2016

Natural.

Mis huesos crujen. "Crak, crak"... simulando las pisadas sordas pero firmes en el fango, la hoja otoñal partida en dos, el mordisco salvaje al último cuscurro. Lo natural se nos escapa de las manos, nos puede, nos gobierna. Fascinante cómo la hormiga labora ordenada, compañera, sin dar lugar a la fatiga o a la vagancia. Cómo la mariposa asume su sino al pasar de gusano a poseedora de alas, que la llevan camino a la muerte. Luciérnagas, que siguen ese pálpito y ascienden hasta aquella luz artificial que las enamora y atrae, la bombilla; pudiendo escoger el camino oscuro. Qué azarosa y desgraciada la elección. Supervivencia para definir al pingüino. Un ave inútil, que ni vuela ni anda con soltura. Pero saca su instinto animal, para cuidarse, los unos a los otros, juntándose, y rotando para que los más pequeños nunca estén expuestos al frío. Interesante mencionar la especie humana. Nace para ser corrompida. 
 
 



martes, 22 de marzo de 2016

Huésped.

Me siento vacía, condensada en un nada. Me siento irrompible, inquebrantable; pues soy el mismísimo viento que a veces llora, a veces canta, y en ocasiones arrastra todo lo que encuentra a su paso. Pero viento, impensable, incomprensible, molesto, impalpable. Me voy filtrando poco a poco, en los huesos de quien se confía a la nada por unos instantes... Tormentoso error, que percibimos cuando ya es tarde. Soy exactamente eso. Tardía, perdida, indeseable. La señora sombría y sus hijas sombras, se instalaron en mis entrañas, y dicen que no desean salir por un tiempo considerable. Yo, indefensa, ignorante de mí, pensé que sólo se alojarían por unos días...Y llevan años sin darme tregua alguna. 
No es difícil de observar que las llevo dentro, si uno se detiene decidido a descubrir. Se manifiestan en mis párpados caídos, en la mirada esquiva, en mi voz fingida. Se dejan ver en los rugidos de mis tripas, incansables, indomables, insaciables.Somos el polvo del viento.

miércoles, 9 de marzo de 2016

Ornamentos.

Estoy cansada. Tanto, que mis párpados caen pesados,no quieren ver nada. Mis dedos apenas tienen fuerza para moverse, y mi mente, está llena de crudos pensamientos, que revolotean silenciosos pero constantes. Por momentos, siento que estoy siendo vencida, por las circunstancias, el tiempo, la fortaleza ya caducada. Es tan pesada y densa la carga que mi mente tiene que aguantar, aguantarme a mí misma, es un calvario en toda regla. Sacadme de aquí, hacedme llorar con la cara al descubierto, no dejéis que grite en silencio, que mis gritos no se ahoguen antes de ver la luz, permitid un momento de locura sin ornamentos ni engaños, sin fingimientos ni cuestiones de apariencia. Tener el privilegio de arañar, manifestar miedo, ira, ansiedad, pérdida, destrozar un plato sin recogerlo, sin culparme por ello, sin sentirme oprimida por mí, por vosotros, por la vida.  Ser yo. Buenas noches. 


lunes, 7 de marzo de 2016

Inestabilidad.

Cicatrizan las heridas que me tenían apresada en mis propias entrañas. Cesan los rugidos de mi mundo interior. Pausadamente mis latidos se recomponen, a medias, poco a poco. Mi respiración intenta, exhausta, imitar la dulce melodía de la divina calma, a la que todos envidian, por lo complicado que es poseerla sin que sea momentáneamente. Tan frágiles son mis huesos, y mi corazón tan resquebrajado se encuentra, que apenas puedo permitirme el más mínimo movimiento, pues el leve sonido de mis cristales, hechos añicos, que arrastro, no me concede descansar. Es una condena continua; el recordar constantemente cada falta, cada pena, pesar, miedo, cada gota de sangre que de forma insana recorrió mi cuerpo desnudo, cada gota de mar que se desbordó de mi pupila sin yo poder evitarlo. Las olas son bravas, incontrolables, y la marea sube y baja sin dar lugar a predicciones. Inestabilidad. 

sábado, 5 de marzo de 2016

Estela.

Vivo bajo la amenaza constante de sentir que mi cuerpo me pide la tierra. Me duele que sea tan prematuro, pero cada noche presiento que debo marcharme de esta vida, sin dejar más estela que la marca en los corazones que me aprecian. Tengo la curiosa costumbre de huir continuamente, de mí, de los demás, con el único fin de no ser vista en un momento de debilidad. Transcurre tan rápido el tiempo sin nosotros darnos cuenta... Que aterra cuando uno vuelve la vista y se encuentra con algo completamente diferente. Ni siquiera tenemos el presente. Las palabras se escapan de mis manos y una vez tecleadas, son pasado, somos títeres de algo inmaterial que nos cronometra la vida. 
Es un enigma que el tiempo corra de una forma tan dispar entre el interior y el exterior de nuestro ser. Comienzo a pensar que la verdadera esencia de la vida, la meta, es lograr llegar desenredado al final. Pues vivimos en un caos incompleto,atrapados en una telaraña imposible de rasgar.
En este instante llega a mi mente un recuerdo. 



martes, 16 de febrero de 2016

Papel secundario.

Una aterradora fuerza me empuja a escribir de mis pesares para taponar mi húmedo y gastado lagrimal, para tirar con fuerza de aquel nudo en la garganta que nunca se deshizo ante mí. Somos capaces de crear tantas maravillas, que caemos en el fatídico error de intentar moldearnos a nuestro antojo, en lugar de aceptarnos, tal y como la lluvia acepta nuestra forma irregular al caer sobre nuestros cuerpos. Somos la viva imagen del fracaso, ante la tímida figura que hace el amago continuo de volver a intentarlo, por si acaso; haciéndose de este modo, amiga íntima de las sobras secundarias de la vida.


jueves, 4 de febrero de 2016

Mariposa.

La piel helada, hace que poco a poco los órganos se congelen y ella lo note. Las uñas se dejan caer, vencidas por el frío, y las pestañas se cubren de polvo de nieve. Su sangre no es roja, pero para qué engañarse, ella no es de la realeza, nunca será azul. Su líquido vital es blanquecino como la niebla, casi transparente, sin dejar de ser lo suficientemente opaco como para tapar lo que hay al otro lado. Pues toda ella es un misterio, que ni ella misma conoce. Los nudillos crujen al escribir estas palabras, todo su cuerpo arde ante el ya insoportable frío, que la lleva a un coma inducido del que nunca podrá salir. ¿Inducido? Provocado por personas dañinas ajenas a ella, que han podido penetrar en su interior para dañarla, dejando una huella imborrable. El coma. Un estado de auténtica calma, sin debates, sin pretextos, un lujo para quien lo desea. Una tortura para quien lo deseaba tanto que al despertar, se da cuenta de que sigue vivo.
Ahora un sencillo picor acaricia sus lagrimales, para inducirles al llanto, sin lograrlo. Pues su máquina de la presión interior nunca falló más de cinco veces. Tanta delicadeza hay en sus  pestañeos, que simulan el frágil aleteo de la mariposa débil, ante la inoportuna tormenta. Sigue fingiendo, mariposa, que no hay lluvia ante ti, que las gotas no hundan tus alas, que tu mirada no se pierda. Dime, mariposa, el porqué de tanto dolor, y cómo soportarlo con tus gráciles movimientos, dando así lugar, a que las nubes no se percaten de tu oscura experiencia. 



viernes, 22 de enero de 2016

Osadía.

 Sentada, sobre la última roca de mi acantilado personal. Me encuentro agazapada, pensando, deliberando, la cuestión es si fundirme o no con la oscuridad sin fin que allá abajo mi vista vislumbra. Un presentimiento recorre mi cuerpo, desde la uña de ese dedo pequeño inservible, desde la punta de mi cabello tan detestable, hasta el último de mis órganos vitales. Me corroe la pena, mis entrañas se pudren poco a poco, palidecen, como mi tez, simulando a un ser inerte, que dejó este mundo hace ya un tiempo considerable. Hablaba de mi presentimiento, el olvido me persigue, pues si yo misma soy olvido, quién tendrá la osadía de recordarme. 

jueves, 21 de enero de 2016

Mar.

Una lágrima delicada se deja caer, débilmente a través del tembloroso lagrimal, que abre sus compuertas dando paso a un llanto amargo e incontrolable. No hay piedad. Las pupilas cristalizadas, reflejan a la perfección mi fragilidad, fracturada, hecha añicos. De terciopelo las dulces mejillas, que soportan el peso de ese mar, agridulce, salado, gota a gota que cae dolorosamente para consumirse en unos labios que ya no saben sonreír. Teme el cuello que estas lágrimas dejen rastro en él, y su huella quede marcada de por vida, dejando toda su esencia, ya sin solución, pues nadie ha sido capaz de retirarlas antes de que llegaran tan lejos. El camino no toca a su fin. La cabeza, derrotada, desgastada,se encuentra hundida en la almohada ya cansada de tanto lamento, ejerce de desembocadura, pues empapada, siento la necesidad de darle la vuelta, para una vez más, no dormir sobre mi propio dolor. 


viernes, 15 de enero de 2016

Manchas.

Me torturo, cansada de no vivir en paz. No puedo sentirme satisfecha conmigo misma, no consigo ser la mejor, no quiero. Aunque quiero serlo para mí, para mi madre al menos. Y soy lo peor. Me odio. Me produce un impulso de reír verdaderamente, inusual en mí, cuando dicen que los adolescentes pasamos por esta etapa de sentimientos irregulares, de pérdida, de no saber bien lo que somos o a dónde vamos. Pero en mi caso no es así. Llevo más de cinco años con un sentimiento de tristeza incrustado que no  lo arranca ni el mejor de los psiquiatras. Es un trabajo complicado si me tienen en sus agendas. No hay evolución, y nunca podré negar que lo intento, porque cada día trato salir de este estado, pero me es imposible. 
Hace tiempo, cuando estaba nerviosa (todo el tiempo), tenía la costumbre de rascarme todo el cuerpo. Esa es la explicación de unas manchas horribles y aparentemente inexplicables. He dejado de cortarme, o al menos lo hago con muchísima menos frecuencia, aunque lo pienso muy a menudo, y eso me aterra, porque creo que voy a caer y tengo que sujetarme demasiado. Ánimo, no sé qué más decirme, y no sé bien si esto último servirá en demasía.


miércoles, 13 de enero de 2016

Duelo.

Sentirse el fracaso personalizado, es similar a la mayor de las torturas, que diariamente resurge desde lo más profundo de nuestro ser. No llegar ni siquiera a nuestras metas marcadas a la baja, quedarnos simple y llanamente en una limitación que somos nosotros mismos. Estamos manchados de las salpicaduras de desconfianza que nos rodean. Nuestra piel está cubierta de los rasguños de esa pesadumbre; ser víctimas de una desconfianza en nosotros mismos tan grande, que ni la autoestima o el orgullo por nuestra persona se dignan a contraatacar. Comienza el duelo interior.
El polvo se acumula en cada ángulo de nuestro cuerpo, como si de muebles viejos y olvidados hablara. Amarillean nuestras manos, tan poco acostumbradas al intento, al esfuerzo...Tan protegidas por la señora resignación, que todo lo cubre, que todo lo deja estar. ¿Hasta qué punto hemos de dejar actuar al destino en manos del tiempo? ¿Creemos acaso en el destino como dueño indiscutible de nuestras vidas? 

martes, 12 de enero de 2016

Al vacío.

Aturdida, rendida, huesuda, aunque inconsciente de esto último. Me consume el tiempo pero es inevitable, pues aquí nadie se libra de él. Pesadillas en las que me ahogo, ya ni siquiera dormida escapo de mí, el tumulto me persigue, el llanto no me abandona, y el cielo no se apiada de mi persona. 
¿Qué hice? ¿Qué no hice? No logro recordar el hecho que ha dado como resultado este sanguinario castigo, que ni a mi alma libera. Exprimir tantas vivencias como caos hay en mis momentos. Extraer tantos instantes como muerte siento a cada hora. Desear tanto, tanto... la mismísima nada. Ironía, es temer a la oscuridad cuando era pequeña, y ahora me encuentro deseando vivir en ella con todas mis fuerzas, empleando hasta el último suspiro. Ya no veo la luz. Ya no hay luz. Camino a tientas por la senda de mi propio olvido topándome, en ocasiones, con un recuerdo marchito, con una voz que se congela al vacío.