sábado, 5 de marzo de 2016

Estela.

Vivo bajo la amenaza constante de sentir que mi cuerpo me pide la tierra. Me duele que sea tan prematuro, pero cada noche presiento que debo marcharme de esta vida, sin dejar más estela que la marca en los corazones que me aprecian. Tengo la curiosa costumbre de huir continuamente, de mí, de los demás, con el único fin de no ser vista en un momento de debilidad. Transcurre tan rápido el tiempo sin nosotros darnos cuenta... Que aterra cuando uno vuelve la vista y se encuentra con algo completamente diferente. Ni siquiera tenemos el presente. Las palabras se escapan de mis manos y una vez tecleadas, son pasado, somos títeres de algo inmaterial que nos cronometra la vida. 
Es un enigma que el tiempo corra de una forma tan dispar entre el interior y el exterior de nuestro ser. Comienzo a pensar que la verdadera esencia de la vida, la meta, es lograr llegar desenredado al final. Pues vivimos en un caos incompleto,atrapados en una telaraña imposible de rasgar.
En este instante llega a mi mente un recuerdo. 



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