Remanso de paz, almohadones de verde hierba, sutil brisa mojada oceánica, imperceptible aleteo lejano de las palomas en los tejados, sucios, descuidados, de "no miro que me mancho". Estoy sentada, observo a los que pasan y ni si quiera se dan un momento para pestañear, otros pasan, y se detienen, pasan, y se anudan los cordones con impaciencia, pasan, y arrastran de la mano a algún pobre niño que no puede caminar con mayor rapidez. Pasan, y no viven. Se enredan con el tiempo, y no pueden escapar, y el bucle de las sombras nunca termina, y el ruido nunca cesa. Dejo de teclear. El sonido me abruma.
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