lunes, 4 de abril de 2016

Natural.

Mis huesos crujen. "Crak, crak"... simulando las pisadas sordas pero firmes en el fango, la hoja otoñal partida en dos, el mordisco salvaje al último cuscurro. Lo natural se nos escapa de las manos, nos puede, nos gobierna. Fascinante cómo la hormiga labora ordenada, compañera, sin dar lugar a la fatiga o a la vagancia. Cómo la mariposa asume su sino al pasar de gusano a poseedora de alas, que la llevan camino a la muerte. Luciérnagas, que siguen ese pálpito y ascienden hasta aquella luz artificial que las enamora y atrae, la bombilla; pudiendo escoger el camino oscuro. Qué azarosa y desgraciada la elección. Supervivencia para definir al pingüino. Un ave inútil, que ni vuela ni anda con soltura. Pero saca su instinto animal, para cuidarse, los unos a los otros, juntándose, y rotando para que los más pequeños nunca estén expuestos al frío. Interesante mencionar la especie humana. Nace para ser corrompida. 
 
 



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