Oh esponjosas nubes, que me observáis bailando desde el cielo, rojizas, ensangrentadas como mis heridas. Qué imagen tendréis de mí, qué pensaréis cuando me baño en vuestras lágrimas, cuando vertéis vuestro llanto en mis párpados, y unimos nuestra nostalgia sin reparos. Escurro mis penas y las dejo secar a la intemperie, amparadas por vuestra espesa sombra que me cubre.Me guiáis hasta lo más profundo del camino que divisan mis ojos, sois sabias; tenéis vista privilegiada. Tan pacíficas, escandalosas a veces...Fieles a los pájaros que anidan en vuestras entrañas, generosas dejando traspasar la luz, cuidadosas, nunca interrumpiendo la curva del arcoiris, al margen de esta belleza, no os quedáis atrás. Gracias, protectoras mías, por acompañarme en los días grises pintando el color de mi alma, por poner niebla en mi camino cuando deseo perderme.
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