Es extraño que no lo haya contado antes, pero supongo que es porque no quería creérmelo no quería ver que mi vida fuese tan cruel con mi persona. Pero ya que lo tengo asumido, que me lo he creído, os contaré cómo fue mi cumpleaños. Me duele mucho contarlo porque esto le habrá pasado a muy pocas personas. Tengo dos hermanos más, uno de ellos es mi melliza, que por lo tanto cumple los años el mismo día que yo. Bien, en mi familia como en otras tantas, tenemos la costumbre de que en cada cumpleaños de cualquier miembro de mi familia, nos juntemos en la casa de quien hace un año más o uno menos (depende de como miremos la vida), a cenar o a tomar algo, como manera de celebrarlo con los nuestros. Este año, daba la casualidad de que mi hermano estaba de excursión con sus compañeros de clase, y mi hermana tenía un evento importante para ella fuera de la ciudad. Por lo tanto, como era mi cumpleaños, me quedé en casa esa noche para ver a mi familia y amigos que tenían costumbre de venir siempre. Total, que no sé si fue porque solo estaba yo y no les interesaba verme, o porque justo este año mis padres se han separado pero... Duele esperar, y esperar, y que no se presente ni una persona a felicitarte, ni una llamada. Duele demasiado ver como tú misma tienes que recoger la comida intacta de tu propia mesa gigante de cumpleaños. Duele ver como a la semana siguiente, cuando mi hermana regresó a casa, a toda la gente le faltó tiempo para venir a felicitarla. ¿Qué conclusión saco de esto? Sinceramente ninguna. Pero sí saco varias preguntas. ¿Me merecía yo eso?, ¿Porqué a mí?, ¿Qué hice para que nadie se molestara en felicitarme?, ¿Existo? Porque ese día creo que no existí para nadie de mi familia. Esto que os acabo de contar, es una cruel demostración de mi gran familia. Y hablando en "idioma adolescente" como yo digo... Flipé, no me lo podía creer. Te hunde. Porque no he hecho nada. La ausencia también hiere.
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