La chispa.

Cuando nos apagamos tanto, nos invade el malestar con todo y nosotros mismos, y los nervios nos corroen, necesitamos ayuda. Nos derrumbamos y lo sacamos todo. Eso es el resumen generalizado de un mal día. O un día peor que todos los demás. Hay que pararse a pensar, de verdad, en lo que estamos haciendo con nuestras vidas, en lo que merece la pena y lo que tenemos que dejar. Muchas veces nos sentimos depresivos, que no somos capaces de animarnos ya, que nos cuesta horrores tener la sonrisa puesta, sea o no falsa. En esos momentos es cuando debemos apoyarnos en las personas que tenemos al lado, las que nos quieren y están con nosotros. Mañana tengo una cita importante, algo que va a cambiar mi vida por ahora sí o sí. Y quiero admitir que muchas veces el dolor físico quita el mental, y eso me asusta, porque algún día puedo pasarme con la cantidad de dolor físico que aplico a mi cuerpo. Tenemos que ser fuertes, y sí, nos cansamos, hasta yo a veces me canso de mí misma, de estar siempre con los mismos problemas. Pero hoy he aprendido a intentar cambiar de mentalidad cada día, a ser lógicos y justos con nosotros mismos. Nunca estáis solos. No perdáis la alegría, la chispa que lleváis dentro, la fugacidad en vuestros ojos, la fugacidad de la vida, porque la vida es fugaz. Gracias a las personas que me reconfortáis día a día, por ser tan fantásticos.