Hay que intentar ser constantes, fingir hasta la saciedad, porque ver que las lágrimas corren por mi cara es como saber que poco a poco estoy siendo derrotada. Que cada día se acerca más a mi final artificial. A mi final provocado. La gente no para de vigilar mi comportamiento, los médicos no paran de asustarme, me tengo miedo, miedo al descontrol. Hay una frase que me ha chocado bastante esta última semana,una frase salida de la boca de un especialista. Justo después de soltar en palabras, suspiros y lágrimas toda mi situación interiormente, y de vida, el hombre me miró a los ojos, y dijo textualmente "Joder, ¿cómo sigues aquí?". Yo también me lo pregunto con bastante frecuencia, aunque sí que hay una respuesta clara en mi mente. Las personas que tengo a mi lado se merecen que luche por salir, se merecen tenerme. Las voces en mi interior no cesan, ese sufrimiento en forma de voz, no para de aconsejarme barbaridades a ojos ajenos, pero vía de escape o normalidades para mí. Cuando este estado de ánimo "depresivo" (puesto entre comillas porque me hace daño hasta el escribirlo), cuando este estado es continuo nos queda fingir, pero a veces, es más; os recomiendo que lloréis, solos o en compañía de ese alguien especial que siempre tenemos y al que tanto debemos agradecer. Sí, daros todos los lectores por aludidos. Sois héroes. Hoy es sábado, espero que disfrutéis del día. Ya da comienzo el otoño, y con él, lluvia, decepciones, momentos adorables, y fragmentos de pasado y futuro que se pasean por nuestras mentes.
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