domingo, 29 de septiembre de 2013

Hay que saber mirar.

 Las palabras expresadas anteriormente, han estado a cargo de una gran persona, marcadas por una gran mente, por un gran ser para mi humanidad propia. Sí, tiene virtudes, tiene virtudes que llegan muy lejos, y por ese motivo ella no había podido llegar a verlas, porque a veces con los obstáculos delante, la realidad está tan lejos que es difícil de divisar. Es preciosa. Es alguien que entró a mi vida sin saberlo. No podría haber imaginado nunca que iba a remover tanto mis pensamientos positivamente. Tanto que sigo aquí. Es como un huracán, que se lleva volando todas las malas sensaciones, recuerdos de mi mente, y tan sólo deja lugar al disfrute, a la alegría (de verdad) y a un gran amor. Es inexplicable, porque no se puede medir cuánto la necesito, la necesito para respirar literalmente, cada gesto, cada rasgo significativo de su manera de ser, cada palabra que procede de su boca y fabricada entre mente y corazón, cada abrazo, cada mirada, son ella, y ella es perfecta. Porque la perfección no existe, pero cuando queremos a alguien, y es tanto para nosotros, y hace tanto para que nuestra vida sea llevadera, para nosotros ese alguien es totalmente perfecto. Y esa perfección en ella es totalmente justificable. Es diferente, y agradezco cada momento vivido a su lado, y aprovecho para agradecerle cada instante del futuro, que serán muchos, estoy segura de ello.

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