En realidad no sé ni porqué escribo esto, crecí muy rápido porque ya nací diferente, nunca he sido normal ni he tenido algo normal. Tampoco me han tratado demasiado bien, tampoco las personas nunca han sabido mirar en mi interior, y quererme tal y como era, he sido una adulta metida en un cuerpo de niña. Y la peor parte es que no existe arreglo para tal desperfecto. No existe manera de cambiarme, de cambiar mi situación, a las personas que me han hecho así, a las que me han maltratado, a las personas que me han hecho ser mi amiga, mi hermana, y mi madre a la vez, a las personas que han creado en mí la necesidad de cuidarme sin más remedio. De ver la soledad o la falta de atención y cuidados como algo normal. Sí, sé cocinar, y sé llevar a cabo prácticamente todas las tareas de la casa, se tratar la ropa y sé cuidar a los demás. Una de las cosas más bonitas que me han dirigido en mi vida, y que verdaderamente me han marcado, la retengo intacta en mi memoria: "Cristina, tienes unas manos que saben cuidar, que saben acariciar, que saben cómo calmar, que saben tratar, nunca pierdas eso de ti, la vida te ha dado ese don". Y pensando sobre estas palabras, suplico al mundo o a quien sea, o a mí misma, o a nadie, suplico que alguien me cuide en un futuro, porque yo cuido y amo porque me niego a que alguien se sienta igual que yo me sentí.
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