Hay días en los que despertamos para desear y anhelar el momento en el que nuestro interior deje de funcionar, en el que todo lo vital se detenga, y el alma sea expulsada junto con dolor y errores, decepciones y fracasos, decisiones y problemas mentales que son creados por estereotipos. Jugamos y creemos que adquirimos cosas valiosas, creemos que sabemos ganar y perder, pero eso no tiene importancia, porque acabaremos todos igual. Aunque no tengo razón al escribir lo anterior. No acabaremos igual, porque nuestro recuerdo, las palabras que utilicen para hablar de nosotros en un futuro, las crearemos nosotros mismos, no al ganar, no al perder, sino al aprender de cada hecho que se presente ante nuestras pupilas, que a veces están demasiado dilatadas. ¿Debemos tener miedo a la oscuridad? Siempre pensaré que hay algo detrás de mí que quiere dañarme, siempre correré hasta mi cuarto por miedo a mí misma, a mis pensamientos. Siempre cerraré los ojos en la cama e intentaré auto calmarme. Siempre cierro los ojos, pego mis párpados y mis pestañas delicada y silenciosamente, y me repito a mí misma a modo de consuelo: "Si no lo ves, si no lo miras, si cierras los ojos, no te harán nada, no les darás ese gusto de verte aterrorizada."
No hay comentarios:
Publicar un comentario