jueves, 8 de febrero de 2018

Victoria.

Hoy he ganado. He ganado al miedo. 
He sentido hambre y hace siete años que no lo hacía. Un hambre espontánea, sin pensarlo. 
He sentido mi pisada fuerte dejando huella en esa parte de mí. Como que he llegado a la cima de mi trastorno alimenticio. Y no sé por qué, pero he sentido hambre. 
Me sentido en casa. He sentido que mis problemas, por primera vez, le preocupan a alguien; que ha su vez, han sabido disfrutar igual o más que yo, que por fin he dado un pasito hacia delante, pero para mí gigante. 
Tan gigantes y tan descomunales como las que creo mis "ángeles" de ahora. No sé por qué, ni mil psicólogos ni cientos de psiquiatras, ni el hospital de trastornos alimenticios, han conseguido nunca que volviera a aflorar en mí, una sensación que en los últimos siete años creía olvidada. Hambre. 
Gracias es lo mínimo que puedo decir. Gracias por ser un poco arquitectas de mi corazón, y arreglarme un trocito de mí.

2 comentarios:

  1. Eres fuerte, y tus ángeles te apoyarán, y si hace falta las amigas de tus ángeles!!! Puedes con todo y no estás sola, comete el mundo!!!!!!!!

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  2. Que orgullosa estoy de tiiiii, pasito pequeños pero a las ves muy gigantes !!! Espero seguir muchos más años siendo uno de tus ángeles y ayudarte en todo lo que pueda más !!!
    Te lo digo poco, pero sabes de sobra que te quiero un montón y gracias por todo lo que haces por nosotras pequeña cacatúa!!! ♥️♥️

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