Esta mañana escribo desde la sal de mis lágrimas, desde la esencia de mi tristeza, de mi más sincero 'no poder más'. Escribo desde mi grito de desesperación silencioso, pidiendo ayuda. Escribo dándome una última oportunidad a mí misma, intentando ser buena y no matarme de un sólo golpe. Intento no llorar más de una hora todas las noches, intento reprimirme, porque no lo soporto. La gratitud de las personas no es suficiente. Quiero que todos estén bien y me den su consentimiento para dejarles. Pero al mismo tiempo no puedo hacerlo, porque el único motivo por el que estoy aquí es por y para ellos. Para que siempre tengan a una persona dispuesta y encantada de escucharles. Siempre. La impotencia contra esta situación nos hace mella, hace que nos creamos margaritas débiles, frente a las pisadas de seres que no piensan en vidas más pequeñas, pero no por ello menos importantes. Una nueva semana se asoma, dará comienzo dentro de un día, el próximo amanecer. Y quiero que lo afrontéis con ganas de superaros, y de salir ilesos y orgullosos de todos los obstáculos que aparezcan en el camino.
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