viernes, 28 de febrero de 2014

Nubes.

Lo que me desconcierta de mí muchas veces es la mezcla de sentimientos que puedo llegar a sentir en un mismo momento, a la vez, todo unido, fusionado. Ahora mismo tengo unas intensas y aterradoras ganas de llorar, pero estoy eufórica, me río por el más mínimo detalle y creo que a veces eso es lo que yo definiría como mi escudo. Impermeable al mundo. Nos merecemos un descanso, esta semana ha sido agotadora, aunque todas lo sean. He vivido cosas nuevas. Estoy nerviosa, porque las cosas van rápido, pruebas de hospital, tanto psicológicas como físicas. Ahora veo a un ser enfermo. Pero lo peor y lo que más me asusta, es que mis terribles ganas de abandonar y rendirme ante la vida y el dolor, hacen que en contadas ocasiones ni quiera intentar seguir. Pero... repito. Mi vida pende de otras vidas. Fuerza, fuerza y valor para respirar cada día y cambiar la situación. 



viernes, 21 de febrero de 2014

Intención.

Estoy perdidas, mis ojos no lloran pero me arden, de tanto contener lo que es el jugo de mi dolor. Ya no queda fuerza dentro de mí para sonreír, tuerzo los labios de una manera extremadamente intencionada para sacar un hilo de falsa alegría a través de ese delicado gesto en mi cara. Todo se desmorona, no tengo esperanza, estoy totalmente vacía, ya no hay nada que me mantenga, ya no veo ni escucho, soy sorda y ciega, estoy tan hundida que el eco de las voces ajenas no llega a tal profundidad. Estoy tan destrozada que no existe nada que pueda recomponerme totalmente, arreglarme, cambiarme, hacer que nazca otra vez, siendo consciente de mis errores o de mi mala vida, o de mi diferencia de ser, para poder modelarme, para poder ser como todos, para reír por nimiedades, para llorar por tonterías creyendo que son problemas de verdad, para ser inocente y no saber nada de la vida o del sufrimiento llevado a tal extremo. Me gustaría ser normal, aunque ya no hay vuelta atrás. Aunque quizá nunca hubo opción de cambiar, porque nací así, no me hicieron así. O en algunos aspectos sí. Sola, siempre sola, pero muy sociable, muy abierta, pero nada importante saldrá de mi boca. Muy transparente, pero nunca lloraré si no es necesario o indispensable, inevitable, hay muchos adjetivos para tan poco conocimiento de lo que siento, es tanto en tan poco, que no lo entiendo, o puede que lo entienda, pero es demasiado complejo y no lo acepto, no me creo que tenga semejante cantidad de cosas dentro, de daños, de palabras, de actos, de miradas, de golpes, de silencios, de oscuridad, de miedo, de euforia, de resignación, de impotencia, de timidez, de soltura, de comprensión, de madurez, de diferencia, de anomalía. 



martes, 18 de febrero de 2014

Las personas.

No quiero seguir así, pero siento que no puedo parar, siento que soy incapaz de seguir en algo tan extremadamente duro como esto a tan temprana edad. Aunque en cierto modo aprendí a sobrevivir por necesidad. Me hago daño a mí misma cada día, y me gusta, y hay algo de locura en eso, porque el hecho de que me guste no tendría que ser normal. Supongo que me gusta porque es la única manera de estar cerca de la muerte o de ahuyentar por unos momentos el dolor psicológico. Es una situación extraña, siento que lo merezco, pero al mismo tiempo quiero morir y acabar con este dolor y sin vivir, esta monotonía inusual, insana. A veces ahogo mis gritos de ayuda con cortes, otras veces sin comer, y otras muchas con el silencio, permitiendo que la depresión pase de ser abordable a insoportable, que desborde mis entrañas y que me hunda en lo más profundo de mi ser intenso y complicado ser. 
No creo ser verdadera, engaño, manipulo, para que nadie se de cuenta de lo que soy, de lo que me pasa, del monstruo que llevo dentro, que me incita a odiarme y a dañarme de tal manera que deseo y anhelo el momento de acabar conmigo, acabar con la tristeza, el dolor. Y una vez más, lo que me ata a la tierra, lo que me ata a la vida, lo que me mantiene de una forma inexplicable. Las personas. 

















sábado, 15 de febrero de 2014

Distorsionada.

Son días complicados, caigo, y nadie lo ve, porque tampoco permito que lo vean, lo camuflo por lo que creo que es mi propio bien, lo que me hará feliz y me hará sentirme mejor conmigo misma. No niego mi miedo al descontrol, a no saber parar, a seguir viendo mi imagen distorsionada, pero hay que correr riesgos. Riesgos que me impongo sólo yo aparentemente, pero que todos se han encargado de imponerme durante toda mi vida. Creo que esta en realidad es la forma más silenciosa de morir disimulada y lentamente. Todo es demasiado esfuerzo para mi cuerpo y mente, pero supongo que es porque siempre he sido débil. O fuerte a la fuerza porque me han hecho ser la pequeña, la inferior, el error, la débil, la nada, la diferente y asquerosamente madura para mi edad. 

















sábado, 8 de febrero de 2014

Malévola.

Hoy es un día en los que parezco estar feliz, porque estoy demasiado enérgica. Llevo casi tres semanas con estos nuevos antidepresivos. Puede que hagan ese efecto temporal. En cualquier caso, es una delicia. Aunque también tiene su parte malévola. Cuando estoy enérgica, motivada, también me motiva más el no comer, tengo más pensamiento desviado a la anorexia. Pero aprovechemos mi buen humor instantáneo. Que tengáis un buen fin de semana, lo merecéis cada uno de vosotros. Es complicado el hecho de levantarse por las mañanas, el hecho de acostarse con un día más a tus espaldas, pero debemos creernos capaces y confiar en nosotros mismos. 



lunes, 3 de febrero de 2014

Último recurso.

Hoy he despertado llorando, como otras tantas mañanas. Estaba convencida de que hoy no podría aguantar, de que esta noche ya no estaría aquí. Pero una vez más me he sorprendido a mi misma. El plan estaba trazado en mi cabeza, esta tarde iba a perder el control. Pero todo se ha arruinado cuando a medida que iba pasando la mañana, mi ánimo ascendía hasta llegar a un treinta por ciento. Algo que es mucho para mis costumbres. Con todo esto quiero deciros que no os rindáis, el mínimo detalle puede agrandar vuestro entusiasmo. 
Sólo quiero atención, sentirme querida, sentirme salvada. Y no es egoísta, es que lo necesito, y lo pido porque es la última oportunidad que me estoy dando para permanecer aquí. Tanta es mi desesperación que pido un milagro como último recurso.