Quiero decirle adiós a los portazos, a las miradas, a las pisadas por las calles, al hablar, al sonreír, al llorar, al dormir, al meterme en la cama y hacer como que no existo. Quiero despedirme del cielo, del sol y de la luna, de mi cuerpo, de las personas, del despertar, del comer, de llegar a casa y sentirme desprotegida, de salir y sentirme protegida.
Quiero decir adiós a las creencias, las iglesias, las escuelas, el barullo, el silencio, la nostalgia, la incertidumbre, los olores, las flores, el agua, los mares, la tierra, los suspiros.
No sé a qué estoy esperando para dejar de esperar.
No sé a qué estoy esperando para dejar de sentir.
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