jueves, 18 de septiembre de 2014

A flote.

La  fortaleza, es algo posiblemente buscado, un intento de ser retenido en cuerpo y alma para propia supervivencia en todos los ámbitos imaginables. Sus alas son tan amplias que alcanzan las más impensables acciones y sensaciones colaterales. 
El compartir el dolor, el llorar, el sentir, el vivir, el creer, el desacuerdo, es un privilegio del que muchos se privan sin poseer el suficiente lujo como para hacerlo. Me siento abrumada por tanta valía a mi lado, porque siento que no la merezco, que es algo que ha tardado tanto en aparecer... el pasado me hizo pensar que no era para mí el sentirme deseada o querida. 
Tengo muchas ideas en la cabeza, y creo que el ochenta por ciento me asustan porque son un tanto impropias para mi edad, o simplemente un tanto inadecuadas para una persona que debería estar consumida por las enseñanzas de la sociedad, por los patrones marcados.
Quiero agradecer, por todo lo vivido, quiero agradecer por mostrarme lo que realmente es amar, quiero agradecer por enseñarme a odiar el hecho de ser incapaz de olvidar algo que estuvo en mis entrañas y sentido como algo superior a todo lo demás. Agradezco que me hagas suplicarte el no quererte, el no hacerme una ignorante del verbo "enamorar". Pero admito que como un ancla esto hunde y como un faro tengo mi luz que me saca a flote. 


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