martes, 1 de abril de 2014

Tropelía.

Hoy mi ser me arrastra al infierno, al abismo que tanto me acecha, que tanto me espera y me acaricia con maligna ternura. Ayer cometí una tropelía, quería morir, definitivamente, y lloré, lloré y tragué como una bestia todas las pastillas que vi a mi alcance, hice mi propia y particular mezcla, poderosa y grande, me tomé las cien pastillas, una por una, lentamente. Luego escribí a mis padres que les quería mucho, pero antes de intentar secar mis lágrimas y rendirme ante el mundo y dormir, visualicé como tantas otras veces a las personas a las que amo, sufriendo. Me levanté de la cama temblando y lo vomité absolutamente todo. Como si nada hubiera pasado. Prefiero sufrir yo a que alguna otra persona sienta un dolor semejante al mío.





















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