No es que tenga este espacio a un lado, apartado, sino que a mí misma me tengo apartada, y al mismo tiempo tan fusionada que lucho contra mi propia yo, que no sabe a qué parte de mí hacerle caso, si a la que quiere mantenerse por los demás, o a la que desea con su último suspiro el marchas de este horripilante infierno que tiene en su alma, y que le duele tanto tanto, que acabaría con ella con extrema urgencia. Soy tan reflexiva que me contradigo a mí misma cientos de veces, y eso me molesta, me frustra, porque cuando creo que algo es correcto a los pocos segundos me pongo en contra de mi propio pensamiento, demostrándome que sé perfectamente lo incorrecto que es.
Numerosas veces me he sentido dependiente, me he sentido extraña, y he sentido pánico al sorprenderme pensando en morir para obtener a cambio la certeza eterna de que me quieren.
El pelo se me vuelve a caer, la caída vuelve a verse en mí, y en mi opinión claramente personal, no es de estrés, porque tengo que admitir que estoy más relajada últimamente con los antidepresivos, así que creo que es de tristeza, o de reprimir tanto, o de conservar en mi interior tan mínimas esperanzas de salir adelante.
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