Voy a publicar un nuevo libro. Tras Sensiblementefuerte me he dado cuenta de lo mucho que me ayuda escribir en todos los sentidos y me gustaría seguir, poco a poco. Me hace una ilusión tremenda que confíen en mí y me publiquen por segunda vez. Para mí Sensiblementefuerte no era un libro, era mi diario, fue muy difícil poder atreverme a que todos lo leyeran pero creo que ha sido mucha la ayuda que he dado y que he recibido. Esta es mi segunda publicación pero la primera en la que escribo con la intención de publicar. Espero que me de muchas alegrías y que lo disfrutéis tanto como yo.
"No permitas que el dolor, la tristeza, la soledad, el odio, la inseguridad, el resentimiento, los celos, el rencor, y todo lo que pueda sacar el brillo de tus ojos, destruya la pureza dentro de tu alma."
martes, 27 de noviembre de 2018
martes, 13 de noviembre de 2018
Martes 13.
Esto es un canto al viento, de corazón intrépido y mirada cruda.
Mi cabeza es un jaleo. En la llanura soy llanto, en la montaña silencio, en el mar soy pequeña, y en la noche sufrimiento.
Yo tengo un grito en los labios que quiere romper la aurora. Un grito que sin querer se desboca donde no existen las horas.
Soy una nube habitada. Se conoce a una persona por la presencia que acumula y la ausencia que deja.
Mi cabeza es un jaleo. En la llanura soy llanto, en la montaña silencio, en el mar soy pequeña, y en la noche sufrimiento.
Yo tengo un grito en los labios que quiere romper la aurora. Un grito que sin querer se desboca donde no existen las horas.
Soy una nube habitada. Se conoce a una persona por la presencia que acumula y la ausencia que deja.
viernes, 2 de noviembre de 2018
Despedida.
Dime algo que no sepa.
Retorno al primer día. Los días como un bucle, suavemente me esperan.
Para enlazar despacio tu cabello
en el aire un instante.
Y la leña que arde en tu figura,
traspasada de besos.
Con tu bufanda gris vas por el frío, conteniendo el invierno.
Regreso al cuenco frágil de tus manos,
y a la infinita queja que es vivir sin tu voz.
Apretujada frente a la luna, siento ahora el hechizo.
Si no te encuentro, será un aliento extraviado.
Nací, siendo sin mar sirena.
Extravié la rueca donde tejer los días,
en tu leve mirada, cuánta noche retenían tus párpados confusos.
Consumidos de luna repentina, dos palmeras gemelas tus pestañas.
Has emigrado a las estrellas y la lluvia se ha ido,
a clavar alfileres en tu pecho de piedra.
Retorno al primer día. Los días como un bucle, suavemente me esperan.
Para enlazar despacio tu cabello
en el aire un instante.
Y la leña que arde en tu figura,
traspasada de besos.
Con tu bufanda gris vas por el frío, conteniendo el invierno.
Regreso al cuenco frágil de tus manos,
y a la infinita queja que es vivir sin tu voz.
Apretujada frente a la luna, siento ahora el hechizo.
Si no te encuentro, será un aliento extraviado.
Nací, siendo sin mar sirena.
Extravié la rueca donde tejer los días,
en tu leve mirada, cuánta noche retenían tus párpados confusos.
Consumidos de luna repentina, dos palmeras gemelas tus pestañas.
Has emigrado a las estrellas y la lluvia se ha ido,
a clavar alfileres en tu pecho de piedra.
jueves, 1 de noviembre de 2018
He visto.
He visto cómo te deslizas en los trenes y terminas tus días acurrucada en un rincón, lleno de polvo y lleno de nada.
He visto cómo te atreves a posar tus pies en la tierra y miras hacia delante, y caminas abrumada, en medio de la niebla que se te cuela hacia dentro.
He visto cómo retumban tus rugidos y tu corazón entona con las gotas de lluvia, monótonas, insistentes, sin sentido.
Sé que no sabes lo que es estar despierta. Cierras los ojos y te deseas invisible.
Te he visto callada y testaruda, clavada en esa silla con los ojos fijos, embobada, embotellada. No sé lo que piensas cuando parece que no piensas.
Evito mirarte cuando sé, que todo lo que te ocupa es maldecir tu existencia.
Sé que aprietas los puños y controlas tus párpados cuando sientes que tu marea sube, y que quieres huir y no sabes de qué.
He visto cómo acaricias y cómo te burlas de la madera que cruje tras de ti, que intenta imitar a tus entrañas, y qué barbaridad y qué imposibilidad.
He visto cómo te abrazas a ti misma y te miras al espejo, y no te reconoces.
Purpúrea,retrocedes, borras, interrumpes, desapareces como el humo en el aire.
¿Cómo puedes morir tan despiadadamente?
He visto cómo te atreves a posar tus pies en la tierra y miras hacia delante, y caminas abrumada, en medio de la niebla que se te cuela hacia dentro.
He visto cómo retumban tus rugidos y tu corazón entona con las gotas de lluvia, monótonas, insistentes, sin sentido.
Sé que no sabes lo que es estar despierta. Cierras los ojos y te deseas invisible.
Te he visto callada y testaruda, clavada en esa silla con los ojos fijos, embobada, embotellada. No sé lo que piensas cuando parece que no piensas.
Evito mirarte cuando sé, que todo lo que te ocupa es maldecir tu existencia.
Sé que aprietas los puños y controlas tus párpados cuando sientes que tu marea sube, y que quieres huir y no sabes de qué.
He visto cómo acaricias y cómo te burlas de la madera que cruje tras de ti, que intenta imitar a tus entrañas, y qué barbaridad y qué imposibilidad.
He visto cómo te abrazas a ti misma y te miras al espejo, y no te reconoces.
Purpúrea,retrocedes, borras, interrumpes, desapareces como el humo en el aire.
¿Cómo puedes morir tan despiadadamente?
Suscribirse a:
Entradas (Atom)