Nunca soy la primera opción para nadie.
Para mí siempre hay alguien en quien pienso primero. En mí nadie piensa primero.
Me despierto con ganas de morirme, me tomo la pastilla que se supone que me hace feliz, pero hoy no ha hecho tanto efecto. Nadie me ofrece su pecho para descansar. Nadie me ofrece su pecho como refugio, nadie me pide mi cariño, nadie me necesita.
Podría irme sin dejar secuelas importantes, y no pasaría nada. Hay días en los que estoy eufórica y todo es genial, y estoy feliz, y mi vida me gusta. Pero otros días me despierto en el fondo de un pozo y nadie me lanza una cuerda para poder salir.
Me da miedo porque a veces tengo la certeza de que voy a morir pronto. Y no quiero saber eso, pero a la vez me muero por saber cuándo me voy a morir.
"No permitas que el dolor, la tristeza, la soledad, el odio, la inseguridad, el resentimiento, los celos, el rencor, y todo lo que pueda sacar el brillo de tus ojos, destruya la pureza dentro de tu alma."
sábado, 10 de marzo de 2018
lunes, 5 de marzo de 2018
El gran vaso de limonada.
Una tarde estrepitosa, el cielo llora y no sé qué hacer.
Las gotas deprimidas se rinden ante el cristal, de fondo el sonido puro de la monotonía, cargada de nostalgia la lluvia, que te duerme o te arropa.
Y yo estoy aquí, resguardada bajo una manta espantosa pero espesa, de las que te atrapan y no puedes salir. Y no quieres salir. Y me digo siempre "Vamos, amor consumido, aguanta un año más". Mirando al lavabo de sangre y cortando mis ruedas, para que me dejen tirada en medio del camino.
Confiando en las bondades de los desconocidos, creando nudos de cereza, sonriendo y complaciendo. Ponte tu vestido rojo, píntate los labios. Canta tu canción ahora, la cámara está encendida, y estás viva otra vez. Ella no tiene ningún problema, mintiéndose a sí misma.
Nadie se da cuenta de que estoy aquí, ¿alguien puede verme? ¿alguien puede ayudarme?
Una vez soñé con una niña que sólo podía beber limonada, si bebía algo que no fuera limonada, moriría. Así que sus padres la tenían encerrada en un gran vaso de limonada. La niña era feliz allí, le encantaba la limonada. Pero sus padres murieron y sólo quedaba su hermano. Su hermano no tenía dinero y no podía pagar comida, así que empezó a estar cada vez más delgado, vomitaba, estaba enfermo, desesperado comenzó a comer hierba al lado del vaso de su hermana. Su hermana quería ayudarle, e intentaba salir de su gran vaso de limonada para irse con él a vivir a una casita de campo. Pero por más que lo intentaba su vaso era gigantesco. Así que decidió beberse toda la limonada, hasta la última gota, y así poder salvar a su hermano de una muerte segura.
Al beberse toda la limonada, consiguió salir del vaso, pero al poner los pies en la tierra, se desvaneció muerta.
Yo río como Dios, pero soy un relámpago, y pronto me desintegro y vuelvo a ser ceniza.
jueves, 1 de marzo de 2018
Marzo.
Continuamente siento que quemo, que me desbordo de mí misma y que no hay nadie que recoja mis pedazos rotos, que se caen porque ya no hay nada que los mantenga. Quiero a todos pero parece que nadie me quiere a mí. Necesito más de lo que nadie puede darme. Tal vez debería irme en silencio, porque mis huesos ya han encontrado un lugar para quedarse y dormir. Quiero que todo sea mentira, que mi vida empiece de cero, pero que no sea mi vida. Quiero dejar de ser hipersensible, frágil, quiero dejar de ser un incordio para todos, quiero dejar de ser la hija de la oscuridad.
A veces me gustaría haberme quedado en el interior de mi madre. Y nunca haber salido.
Quiero decirle al mundo que he vuelto, que estoy bien, que me he curado, que me quiero, que me valoro, que me respeto, que me quiero viva. Quiero que la lluvia lave el dolor de mi mirada, que me quite de encima mi sonrisa fingida, mis huidas inesperadas, mis cambios de humor, mis ganas de dejarlo todo, mis ganas de morir, mis sentimientos de soy una mierda, mis vacíos donde caigo y nunca paro, donde tengo un cuerpo pero no lo gobierno yo, donde hay un demonio que me ha robado la mirada, y que no me la devuelve.
Quiero gritarle a la del espejo que la quiero, porque sé que lo necesita más que yo, quiero mirar mis muñecas y pedirles perdón, quiero acariciar mi cuerpo y suplicar, y disculparme y susurrarle que la que le rasgó tanto la piel, que la que hundía sus puños en el vientre, que la que sacaba la comida del estómago, que la que se cortaba con fuerza todo el cuerpo, que la que inundaba sus ojos con agua salada dañina era yo, pero que ya me fui.
Quiero que me pregunten cómo estoy, quiero que me abracen que me acaricien que me quieran que me griten que me arrollen con brazos protectores, quiero que me hagan sentir invencible, que no me va a pasar nada, que me necesitan pero que yo me necesito más.
Deseo sentirme segura, tener a alguien que me de la seguridad de que no se va a ir de mi vida, y que si se va, no será por mi culpa, no será porque soy insuficiente para todo el mundo
Todo es rojo, mis pastillas, mi pelo, mi sangre mis labios. Todo es gris, mi humo, mis cenizas, mi mirada y mi interior. Algunos días soy fuerte. Otros días me rindo.
Tengo miedo de sentirme viva otra vez, porque no recuero cómo era.
Ojalá no estuviera escribiendo esto. Ojalá no tuviera mi vida.
A veces me gustaría haberme quedado en el interior de mi madre. Y nunca haber salido.
Quiero decirle al mundo que he vuelto, que estoy bien, que me he curado, que me quiero, que me valoro, que me respeto, que me quiero viva. Quiero que la lluvia lave el dolor de mi mirada, que me quite de encima mi sonrisa fingida, mis huidas inesperadas, mis cambios de humor, mis ganas de dejarlo todo, mis ganas de morir, mis sentimientos de soy una mierda, mis vacíos donde caigo y nunca paro, donde tengo un cuerpo pero no lo gobierno yo, donde hay un demonio que me ha robado la mirada, y que no me la devuelve.
Quiero gritarle a la del espejo que la quiero, porque sé que lo necesita más que yo, quiero mirar mis muñecas y pedirles perdón, quiero acariciar mi cuerpo y suplicar, y disculparme y susurrarle que la que le rasgó tanto la piel, que la que hundía sus puños en el vientre, que la que sacaba la comida del estómago, que la que se cortaba con fuerza todo el cuerpo, que la que inundaba sus ojos con agua salada dañina era yo, pero que ya me fui.
Quiero que me pregunten cómo estoy, quiero que me abracen que me acaricien que me quieran que me griten que me arrollen con brazos protectores, quiero que me hagan sentir invencible, que no me va a pasar nada, que me necesitan pero que yo me necesito más.
Deseo sentirme segura, tener a alguien que me de la seguridad de que no se va a ir de mi vida, y que si se va, no será por mi culpa, no será porque soy insuficiente para todo el mundo
Todo es rojo, mis pastillas, mi pelo, mi sangre mis labios. Todo es gris, mi humo, mis cenizas, mi mirada y mi interior. Algunos días soy fuerte. Otros días me rindo.
Tengo miedo de sentirme viva otra vez, porque no recuero cómo era.
Ojalá no estuviera escribiendo esto. Ojalá no tuviera mi vida.
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