miércoles, 22 de noviembre de 2017

Suspiro.

La voz me hablaba y yo temblaba. La llama temblaba o yo le hablaba. Un sinvivir recorría mi cuerpo, mis entrañas arañadas se desmembraban como hilos de calabaza. El ambiente cargado de tu olor, saturaba mis sentidos. Un bloque de niebla trataba de aterrizar sobre mi cabeza. 
Mis manos se contraen, mis muslos gritan, mis pies se estiran, patalean y renuncian a mí. Me entrego a ti y cabalgo entre tus curvas que me acogen sin pudor. Sudas y creo que es lluvia. Sudas y estoy sedienta. 
Se posan tus labios en mi nuca, pasea tu lengua por mi espalda, contando vértebras estupefactas. 
Doy vueltas, giro, giro, giro... Paro. Mis ojos renuncian al color. Mis ojos casi salen de sus órbitas. Mi pecho en tensión. Rasgo las sábanas. 
Suspiro. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario