viernes, 29 de marzo de 2013

Reírse de uno mismo, eso es.

Todos recordamos con cariño los buenos momentos guardados en la memoria. Aunque hay varias formas de acompañar esos recuerdos. A veces, lo hacemos con una sonrisa entre abierta, otras; con ganas de llorar y de querer volver a ese instante de la vida. Pero en ningún caso nos arrepentimos de haberlo vivido. No os preocupéis, solo es pura nostalgia. En el fondo todos sabemos que nos esperan muchos días perfectos, merecedores de ser conservados en la memoria. Al igual que también somos conscientes de que nos aguardan situaciones en las que saldrán de nosotros sentimientos intactos, nunca antes experimentados, y... al principio, como siempre y a causa de la inexperiencia, no sabremos cómo actuar o...reaccionar más bien.
Pero hay una teoría de la que siempre he estado segura. Nos sentiremos orgullosos de nosotros mismos cuando echemos la vista atrás, y nos demos cuenta de que lo hemos superado. Sinceramente creo que... para mí una de las sensaciones más placenteras es reírse de uno mismo. Eso es la victoria, el poder, el control de ti... Reírse de uno mismo al final de una gran complicación.




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