sábado, 15 de noviembre de 2014

Inofensivo.

Las garras de esta horrible enfermedad, últimamente me han llevado más hondo, y estoy peor de lo que me gustaría escribiros aquí. Mi peso disminuye, y noto que vuelve a florecer en mí ese miedo a comer, lo mental, lo letal, los huesos vuelven a sentirse. 
Mi tentación hacia la desconocida muerte ha sido mayor, pero sinceramente estos días estoy más estable. Este mundo es un gran interrogante, y yo no sé si para mí habrá una buena respuesta a toda mi lucha. Anteriormente me consolaba pensando que eran meses, pero a mis ojos se están convirtiendo en años, años eternos, y sigo adelante, sigo adelante cada día, pese a cada caía, cada rasguño en mi cuerpo, cada lágrima suplicando un final para este sufrir, un dolor indomable que ni yo controlo ni pretendo hacerlo. Cada intento de terminar conmigo ha sido un nuevo motivo de arrepentimiento al día siguiente cuando abriendo los ojos, me he visto despierta. Pero también orgullosa de mí, por vencer a aquello que tengo dentro, porque os cuento, os desvelo que en ocasiones me miro al espejo, a los ojos, y no reconozco mi mirada, y me doy miedo.
No me veo como algo inofensivo para mí. 


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