domingo, 3 de noviembre de 2013

Con certeza.

Admiro el poder de la precisión, el poder de percibir, el poder de llegar a los límites interiores de una persona. El poder de llegar a conocer tanto a alguien, que sabemos lo que esconde en cada pestañeo. Somos grandes islas, mundos sin descubrir. Apuesto a que guardáis grandes secretos, o... no tan grandes, pero importantes para vosotros, y eso ya los hace grandes. Apuesto a que poseéis información de vosotros mismos que nunca le habéis confiado a nadie, por miedo, vergüenza, orgullo, o por simple desconfianza, por no tener a nadie merecedor del conocimiento a fondo de vuestra persona. Por desgracia, muchas veces nos damos por perdidos, pensamos que nadie puede ayudarnos, porque lo que llevamos es demasiado fuerte. No os diré que os estéis equivocando, pero os pediré que intentéis situaros en un punto intermedio. Puede, sólo puede que nadie sea capaz de quitar todo el dolor que llevamos dentro. Pero os puedo asegurar, porque lo sé con certeza, que siempre habrá alguien que pueda disminuir a la mitad ese dolor, que pueda regalarnos estrellas fugaces llenas de alegría en nuestra vida. Y eso, eso es precisamente lo que nos incita a seguir, entonces; no estamos perdidos. Sois suficientes, sobrepasáis la barrera de lo perfecto, y sois queridos, si no os sentís así por nadie, os digo que sois queridos por mí. Podemos. 

















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