sábado, 30 de noviembre de 2013

Cobijados.

Cuando no estamos solos, cuando tenemos a alguien sentimos que no somos suficiente por el hecho de molestar con nuestro continuo estado, por el hecho de transmitir, de amargar, de no poder. Porque ya nos saturamos bastante a nosotros mismos como para atraer a alguien más. Pero yo estoy con vosotros. A veces tenemos tanto miedo que queremos acabar de raíz con ello, queremos eliminarnos para no sentir nada y sentirlo todo, para sonreír de una forma verdadera por última vez. Y nos miramos, y nos vemos locos, inservibles, decepcionados, no podemos más. Pero hay algo, la fortaleza, que permite que los días se sumen a nuestra vida, soportando el dolor.  Deseo que paséis un buen fin de semana, un abrazo lo cura todo muchas veces, así que si no tenéis a nadie físico, rodearos con vuestros propios brazos. Sois necesarios, lo somos, porque todo va encadenado. En esta vida los que más tienen no existirían sin los que menos tienen, sin la base de todo. Y este mundo es así porque muchos no son conscientes de ello. Unos no somos posibles sin los otros, necesitamos todo tipo de cualidades y defectos para complementarnos todos.  En cuanto a lo alimenticio, os pido que os obliguéis a comer, por mí, por vosotras, vosotros, porque una estrella sin combustible no puede brillar, no puede ser fugaz.  Muchas veces nos quedamos sin palabras ante una situación desconocida, y eso nos da rabia porque sentimos que la persona que la sufre o la padece, no tiene las palabras o el cobijo que se merece. Pero sois suficientes, el silencio, la mirada, los gestos, es todo lo que necesitamos para sentirnos protegidos.  


domingo, 24 de noviembre de 2013

No pude.

Cuando entramos en una espiral de golpes y monotonía, de muerte de la ilusión, de pérdida del nuevo intento, cuando entramos en esta inmensa oscuridad, estamos tan apagados que nos supone un gran reto abrir los ojos al mundo. Estoy continuamente escribiendo cosas que tal vez os lleguen o tal vez no. Pero lo principal es que escribirlas me resta un uno por ciento mi malestar. Lo que intentamos día a día es básicamente que no se note. Lo que intentamos día a día es aparentar que nuestro contenido e ingredientes son normales, intentamos encajar de alguna manera con la normalidad que nos rodea. Para distinguirnos de los demás no necesitamos tan sólo nombre y apellidos, eso es una pequeña parte de nuestra envoltura. Deberíamos rebelarnos contra todo lo que nos limita, física o psicológicamente, deberíamos romper con la rabia acumulada, con las palabras calladas, y con los derechos perdidos, mejor dicho; con el respeto perdido en algunas ocasiones. Cuando necesitamos atención y cuidados, o simplemente a alguien callado, sentado a nuestro lado, tenemos que ganarlo, tenemos que ser nosotros mismos, para que las personas que tengamos al lado se queden, pase lo que pase. No perdamos la oportunidad de lanzarnos. Nadie merece ser dañado hasta tal punto de llegar a dañarse a uno mismo. Y lo relevante aquí es que deseo que distingáis lo que merecéis y lo que no. A veces nos sentimos los desechos del mundo, por no utilizar palabras mal sonantes. Cuando eso pase, yo os escribo aquí mi garantía de que os necesito, y fuera de este mundo tecnológico, alguien de buen fondo, os encontrará para cuidaros y haceros la vida más llevadera. Auguro una buena semana. Y tanto si fallo como si no, quiero que hagáis todo lo posible para que así sea. Es algo agotador que no acaba. Lo sé.


















sábado, 16 de noviembre de 2013

Atmósfera.

Hoy escribo para vosotros, me emociono al escribir esto, me emociona saber que permanecéis aquí, que seguís siendo tan fuertes que ni vuestra cabeza se lo cree. El abrazo físico es algo que reconforta, que produce la sensación de protección, de cuidado, de gratitud, amor, dolor, cariño, anti soledad. Porque alguien te tiene entre sus brazos, como a alguien frágil. Y es así, somos frágiles, somos sensibles, somos fuertes, somos todo en uno, sacando cada cualidad a su debido momento. Por eso el nombre de este espacio está tan cuidadosamente escrito en la cabecera. Porque quiero que os veáis así, como gente vulnerable que resiste, que es fuerte, que es diferente. Un día me dijeron, y he pensado varias veces, que esto es sólo una mala época en nuestra estancia en en el planeta, como forma viva. Que todo pasará, y que tendremos lo que merecemos realmente, que tendremos que trabajar para ello, tendremos que intentarlo. Muchas veces he tenido el pensamiento de que eso de la "mala época" (subrayo época porque ese término no es eterno, y es lo que quiero que veáis claramente). Que esto no es eterno, que muchas veces pensamos que no acabará, que esta lucha acabará en derrota, pero debemos tener presente continuamente lo dicho antes, para que todo sea más fácil. Algún día de estos colgaré una foto de mis brazos, abiertos, para que os escondáis aquí cada día, porque si os escondéis aquí, os escondéis en mí. Al descubrir cosas nuevas, que nos gustan, nos damos cuenta de que hay algo más allá de lo conocido, que está lo desconocido, y que tenemos que salir de nuestra atmósfera para conocerlo, para encontrarnos con lo maravillosamente arriesgado, que al conocerlo, se convierte en los maravillosamente conocido. Y aumentaremos nuestra atmósfera de seguridad. Por eso no debemos tener miedo a lo que nunca hemos hecho, o simplemente a los sitios a los que nunca hemos ido, o las cosas que nunca hemos comprado. Debemos probar, para posteriormente ser selectivos y quedarnos con lo que de verdad nos llena el alma, y nos llega a ella. 
La piel, es de quien la eriza, es de quien consigue traspasar los límites de lo físico.























sábado, 9 de noviembre de 2013

Confortablemente.

Creo que tengo tal saturación de pensamientos y sensaciones en mi cabeza, que no sé por donde empezar, ni siquiera qué escribir. Y esto último me preocupa. Mis oídos internos se han cerrado al mundo, he perdido más partes de mí. Siento que no soy suficiente, que es tanto mi dolor, que nunca saldré de él. No me toman en serio los que deberían hacerlo más que nadie. Mi familia de sangre. Cada vez me veo peor física y anímicamente, y debo decir, que pienso que no saldré de esta. No voy a permitir que nadie a mi alrededor sufra por mí, así que pienso que en ocasiones soy un gran estorbo. A veces, miento. Casi todos los días, pienso en cómo estarían los demás sin mi presencia, pero a la vez sé, que debo demostrar que puedo, a todos aquellos que me dañan día a día. Es algo que me sobrepasa de una manera escalofriante, muchos no me entienden, pero doy gracias a ello. He prometido a varias personas que no voy a rendirme y que nunca las dejaré solas, por eso estoy aquí.  A veces me arrepiento de haber prometido eso, porque me siento mal únicamente por fallarlas si me voy. Y eso me frena de alguna manera. Cada día mis lágrimas quieren salir, pero no sé de qué sirve, si nunca me hacen sentir mejor. Hace mucho que no me siento segura. Quiero estar sola, quiero irme, quiero morir. Pero más que nada quiero que alguien me abrace por horas, sin preguntas ni palabras, quiero que alguien me de cariño sin esperar nada. Quiero que alguien acaricie la zona de mis cortes y me asegure con ternura, que nunca se irá de mi lado. Necesito sentirme querida. 


domingo, 3 de noviembre de 2013

Con certeza.

Admiro el poder de la precisión, el poder de percibir, el poder de llegar a los límites interiores de una persona. El poder de llegar a conocer tanto a alguien, que sabemos lo que esconde en cada pestañeo. Somos grandes islas, mundos sin descubrir. Apuesto a que guardáis grandes secretos, o... no tan grandes, pero importantes para vosotros, y eso ya los hace grandes. Apuesto a que poseéis información de vosotros mismos que nunca le habéis confiado a nadie, por miedo, vergüenza, orgullo, o por simple desconfianza, por no tener a nadie merecedor del conocimiento a fondo de vuestra persona. Por desgracia, muchas veces nos damos por perdidos, pensamos que nadie puede ayudarnos, porque lo que llevamos es demasiado fuerte. No os diré que os estéis equivocando, pero os pediré que intentéis situaros en un punto intermedio. Puede, sólo puede que nadie sea capaz de quitar todo el dolor que llevamos dentro. Pero os puedo asegurar, porque lo sé con certeza, que siempre habrá alguien que pueda disminuir a la mitad ese dolor, que pueda regalarnos estrellas fugaces llenas de alegría en nuestra vida. Y eso, eso es precisamente lo que nos incita a seguir, entonces; no estamos perdidos. Sois suficientes, sobrepasáis la barrera de lo perfecto, y sois queridos, si no os sentís así por nadie, os digo que sois queridos por mí. Podemos. 

















sábado, 2 de noviembre de 2013

Ricos en resistencia.

Escribo hoy desde un estado de tristeza profunda. Siento una tristeza continua. Que sinceramente me aterroriza, porque es el mismo sentimiento que cuando caí en la depresión. No tengo hambre, ni ganas de reír, ni ganas de nada, simplemente tengo ganas de llorar. Me supera, porque he vencido... creo que he vencido algunos problemas, pero me sorprende bastante estar en este estado anímico que creí que nunca volvería a tener bajo mi piel. Quiero expresar, que estoy realmente orgullosa de todos vosotros, porque si estáis leyendo esto, significa que habéis podido con una semana más, y eso es síntoma de valentía y fuerza. Soy consciente, de que en vuestro día a día, tenéis que soportar palabras, miradas, silencios, gestos, personas, e incluso a vosotros mismos. Sé perfectamente que tenéis razones para apoyaros en el pesimismo, sé que creéis que sois débiles. Pero no es así, es todo lo contrario, por el simple hecho de permanecer en la tierra, y no bajo ella, sois muy fuertes, sois luchadores capaces y luchadoras preciosas en todos los sentidos. Sois ricos en resistencia, lleváis demasiado peso encima de vuestras espaldas, y lo peor de todo, es que lo creáis o no, nada es por vuestra propia culpa. Os invito a descargar vuestro peso, a compartirlo conmigo. Os necesito, e intentaré bajar al menos un dos por ciento vuestro malestar personal. Nos cansamos de nosotros mismos, y nos bloqueamos, nos hacemos ajenos al mundo por un momento, pensando cosas horribles, creando planes, haciendo nuestra propia hipótesis, de cómo estaría la gente sin nuestro ser. Recorremos mucho, no debemos sentarnos ahora, creo firmemente en el poder de la voluntad, en el poder de romper con todo lo malo. Tal vez si las personas a las que conozco se fijaran en mi cuerpo, en el interior de mis pupilas, se asustarían al ver lo infeliz que es mi alma. Debéis borrar los pensamientos suicidas, sé perfectamente que es de lo más difícil que hay en este mundo, pero debemos intentarlo, para evitar que se hagan realidad.