sábado, 14 de diciembre de 2019

No veo más allá. Parece como si mis ojos estuvieran recubiertos por un cristal empapado por el vaho, una niebla densa que no se va. Me duele mucho ser yo. Me duele querer y sentir y no tener nada que recibir. Si pudiera retroceder, no sé lo que cambiaría. Si pudiera elegir nacer o no, creo que sabría bien lo que hacer. Creo que si pudiera elegir a las personas que conozco y a las que no, creo que aún estaría más sola de lo que estoy. Me odio. 

miércoles, 11 de diciembre de 2019

Sólo sé.

No sé nada del amor, pero he amado mucho. Sólo sé que quema, que hiela, que delata, que chispea, brota y se desborda. 
Sólo sé que burbujea, que explota, que calma, que cura, que lame y arropa y envuelve y protege, y arrulla, y mece, y duerme. 
Sólo sé que también muerde, y escupe, y destroza, y solloza, y pincha, y hiere, y derrite el alma a cualquiera que esté dispuesto a dejarse hacer añicos. A cualquiera que esté dispuesto a ser pólvora, y polvo después. 
Sólo sé que el amor vive, tal vez, y sólo tal vez; para dejarse morir. 

miércoles, 6 de noviembre de 2019

Devuélvemelo.

No sé qué pasaría si mi cabeza estalla, si tirarían del carro o tirarían la toalla. Pero tengo un mosquito que me pica a todas horas, un verdugo que para que no llore me degüella, una piel tan fina que algodones me desuellan, una lista negra donde mis sesos se cuelan. 
Zona por donde paloma blanca nunca vuela, Chernóbil y su pata de elefante se quedan cortas. 
A quién voy a engañar si me sacas de la pena y no sé escribir. Quizás este es el precio y no pasar por el altar, estoy llena de vacío, pero al menos tengo métrica. 
Ya lo dije anteriormente, no sabes lo que duele hacer negocios con la muerte, dejándote el aliento suplicando que te lleve, como un completo egoísta que no sabe lo que tiene. He abierto la corteza y hoy al aire está mi mente, y aunque esté al descubierto nunca verás un "se vende". 
No tengo reseñas porque a nadie se le ocurre, visitar mi lúgubre avenida del desastre, tú llámame insensible, llámame cobarde, soy abeja libre, Dios me libre del enjambre. ¿No ves que en esa jaula ya no queda casi nadie? Para comer tu alpiste prefiero morir de hambre. 
Es como intervenir a un suicida, que no le cabe otra salida, nadie le cose la herida, se come las tripas, se bebe la orina, un pie en el andén y otro en la adrenalina. Dile a tu prima, dile a tu vecina o amiga que nadie se tira por llamar la atención. 
Roma no quiso acabar en la ruina, le pudo el complejo, le pudo la ira. Me pudo el despecho, me pudo el orgullo, se me fue la pinza. Tú eres la corriente, yo barco a la deriva. La noche mi fiel compañera de esgrima, la única mujer por la que mataría, aunque a la intemperie sea gélida o fría. Me hace sentir tan mía... Se vuelve pecado tener melanina, que vivo a mi modo sin hipocresía. 
Ya lo dije anteriormente, no sabes lo que duele hacer negocios con la muerte, dejándote el aliento suplicando que te lleve, como un completo egoísta que no sabe lo que tiene. 
Devuélvemelo, devuélveme, devuelve, devuélvemelo, mi tiempo, mi tiempo.

lunes, 3 de junio de 2019

Cuento mis noches.

Todo lo que sueño tiene un significado demasiado evidente. 
Cuando tenía anorexia soñaba continuamente con comida. Soñaba mucho conmigo misma comiendo salvajemente sobre mesas alargadas repletas de comida. Comía de cuclillas sobre la mesa, desnuda, con las manos, y con la mirada de una fiera. 
Cuando empecé a medicarme, soñaba mucho con mi muerte. Siempre de la misma forma, me veía a mí misma bajo tierra. Abría los ojos y estaba dentro de un ataúd, y no hacía intento alguno por salir de ahí. 
Cuando estuve enamorada no recordaba absolutamente nada de lo que soñaba. 
Cuando me diagnosticaron depresión, solo lloraba por las noches, lloraba hasta en sueños. 
Cuando me diagnosticaron trastorno bipolar, tenía tras de mí un historial de diagnósticos tan largo...que mi sueño apenas se vio afectado. Aunque para esa época, ya casi no dormía nada. No puedo dormir. Duermo tres horas, cuatro horas seguidas como máximo, en épocas en las que estoy ciclando. 
En épocas de crisis, duermo horas y horas y horas y horas y nunca descanso, nunca es suficiente. 
Desde que empecé a tener desórdenes con mi regla, sueño continuamente con estar embarazada, con poder tener yo misma un hijo. Sueño casi siempre con un bebé en mis brazos y enseñándoselo mientras lloro a mi padre. 
Sueño con mi padre a menudo, pero cosas desagradables. Con mi madre nunca sueño. 
Cuando era pequeña soñaba continuamente con  que me ahogaba en una piscina. Pero a propósito, yo misma me tiraba al agua, y yo misma intentaba no sacar la cabeza fuera para respirar. 
Es curioso como muchas veces lo pienso, y no me recuerdo feliz. No recuerdo ser feliz. No tengo una referencia de lo que es sentirse feliz. Sentirse en casa. A veces me pregunto cómo pretendo mejorar mi estabilidad anímica si ni siquiera sé qué es lo que quiero, qué se siente al ser feliz. 
Últimamente sueño constantemente con que no puedo moverme. Que un hombre entra en mi cuarto, se tumba encima de mí, y no me deja moverme, no me deja respirar. Me coge por las muñecas, boca arriba, y me inmoviliza. Me muerde el cuello y yo no puedo ni hablar, se me va la voz, mis ojos se abren como platos, y dejo de ser humana para convertirme en una masa moldeable que ni siente ni padece ni se mueve ni se queja ni palpita ni respira ni reacciona. Lo siento tan real, que a veces me parece realidad y no un sueño. 
Me da miedo todo y muchas veces me enfrento haciéndome la dura, engañándome, diciéndome que puedo, pero todo me viene grande, soy como una niña jugando a ser adulta, y cómo voy a mantenerme, a sacar mi vida adelante, si a veces quiero que mi propia vida dejara de existir. 

miércoles, 1 de mayo de 2019

Perdóname por ir así buscándote
tan torpemente, dentro
de ti.
Perdóname el dolor, alguna vez.
Es que quiero sacar
de ti tu mejor tú.
Ese que no te viste y que yo veo,
nadador por tu fondo, preciosísimo.
Y cogerlo
y tenerlo yo en alto como tiene
el árbol la luz última
que le ha encontrado al sol.

miércoles, 27 de febrero de 2019

Siempre te felicito hablando de ti, pero me voy a poner yo como protagonista y a explicarte lo que me aportas, lo que eres para mí, sin adornos, sin pensar mucho.
No hace falta que ponga aquí tu nombre y apellidos. No es necesario, pues estoy convencida de que al leerlo sin ninguna duda sabrás que eres tú. El propósito de escribirte no es otro que hacerte saber lo importante que eres para mí, y asegurarte que siempre estaré para ti.
Me encanta saber que contigo puedo ser yo misma, sin preocuparme por qué vayas a pensar de mí o que me vayas a juzgar. No sabes la tranquilidad que da tener a alguien con el que puedas contar para absolutamente todo, sin excepciones.  Te necesito para que me grites, me regañes, me digas toda la verdad sin tabúes ni miedos, como siempre haces. Solo te atreves tú a decirme todo lo que crees que es mejor para mí.
Jamás te voy a dejar de agradecer que siempre que te llame estés para mí y me abras tus puertas. Cuando estoy contigo no tengo la sensación de perderme nada, sabes ver cosas de mí que nadie ve, sabes hacerte sentir muy cerca estando a kilómetros. Muchas veces buscamos nuestro lugar en el mundo, y es muy difícil, pero mi lugar en el mundo es cualquiera en el que estés tú presente.
Me das cosas que ni yo sabía que quería, y lo haces sin que yo te lo pida, solo por verme feliz. Me enseñas muchísimas cosas, pero para mí, lo fundamental, es que me enseñas a quererme más a mí misma. Sabes cómo tratarme a la perfección, fabricas palabras a medida, puedo desgarrarme contigo, llorarte mares, que no te limitas a decirme que me calme, simplemente estás, me acompañas, me escuchas, me apoyas, me cubres con tus brazos y te veo como refugio. No hay nada mejor que alguien que entienda mi locura y no quiera cambiarla, y exactamente me pasa contigo, te quiero así, tal y como eres.
Algo he debido de hacer muy bien en la vida para que me regale el conocerte y tenerte conmigo. Siempre, podrás decirme cada cosa terrible que hayas hecho, y dejarme quererte de todas formas. Si yo tengo uno, y tú tienes cero, las dos tenemos 0’5. Si pudiera regalarte algo, sería la capacidad de verte a través de mis ojos.
Si te digo que no te necesito, te miento, pero si te digo que te necesito, también te miento. A ver si me explico. No eres mi aire, no te necesito para respirar, pero sin ti, no sentiría que respiro.

Gracias por ser mi mejor amiga, como mi hermana. Feliz cumpleaños y llénate de vida y fuerza, eres maravillosa.