"No permitas que el dolor, la tristeza, la soledad, el odio, la inseguridad, el resentimiento, los celos, el rencor, y todo lo que pueda sacar el brillo de tus ojos, destruya la pureza dentro de tu alma."
martes, 16 de febrero de 2016
Papel secundario.
Una aterradora fuerza me empuja a escribir de mis pesares para taponar mi húmedo y gastado lagrimal, para tirar con fuerza de aquel nudo en la garganta que nunca se deshizo ante mí. Somos capaces de crear tantas maravillas, que caemos en el fatídico error de intentar moldearnos a nuestro antojo, en lugar de aceptarnos, tal y como la lluvia acepta nuestra forma irregular al caer sobre nuestros cuerpos. Somos la viva imagen del fracaso, ante la tímida figura que hace el amago continuo de volver a intentarlo, por si acaso; haciéndose de este modo, amiga íntima de las sobras secundarias de la vida.
jueves, 4 de febrero de 2016
Mariposa.
La piel helada, hace que poco a poco los órganos se congelen y ella lo note. Las uñas se dejan caer, vencidas por el frío, y las pestañas se cubren de polvo de nieve. Su sangre no es roja, pero para qué engañarse, ella no es de la realeza, nunca será azul. Su líquido vital es blanquecino como la niebla, casi transparente, sin dejar de ser lo suficientemente opaco como para tapar lo que hay al otro lado. Pues toda ella es un misterio, que ni ella misma conoce. Los nudillos crujen al escribir estas palabras, todo su cuerpo arde ante el ya insoportable frío, que la lleva a un coma inducido del que nunca podrá salir. ¿Inducido? Provocado por personas dañinas ajenas a ella, que han podido penetrar en su interior para dañarla, dejando una huella imborrable. El coma. Un estado de auténtica calma, sin debates, sin pretextos, un lujo para quien lo desea. Una tortura para quien lo deseaba tanto que al despertar, se da cuenta de que sigue vivo.
Ahora un sencillo picor acaricia sus lagrimales, para inducirles al llanto, sin lograrlo. Pues su máquina de la presión interior nunca falló más de cinco veces. Tanta delicadeza hay en sus pestañeos, que simulan el frágil aleteo de la mariposa débil, ante la inoportuna tormenta. Sigue fingiendo, mariposa, que no hay lluvia ante ti, que las gotas no hundan tus alas, que tu mirada no se pierda. Dime, mariposa, el porqué de tanto dolor, y cómo soportarlo con tus gráciles movimientos, dando así lugar, a que las nubes no se percaten de tu oscura experiencia.
Ahora un sencillo picor acaricia sus lagrimales, para inducirles al llanto, sin lograrlo. Pues su máquina de la presión interior nunca falló más de cinco veces. Tanta delicadeza hay en sus pestañeos, que simulan el frágil aleteo de la mariposa débil, ante la inoportuna tormenta. Sigue fingiendo, mariposa, que no hay lluvia ante ti, que las gotas no hundan tus alas, que tu mirada no se pierda. Dime, mariposa, el porqué de tanto dolor, y cómo soportarlo con tus gráciles movimientos, dando así lugar, a que las nubes no se percaten de tu oscura experiencia.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)