Recuerdo el día en que te conocí. Hace exactamente un año y tres semanas. Doy gracias a quién me hizo conocerte. Y nos doy gracias, a nosotras, Cristina, y yo, Aina, de querer seguir juntas. Contigo me he sentido libre. Recuerdo las llamadas con lágrimas en la cara de las dos, pero sin poder verlas, alejada de ti, quilómetros nos separan siempre, menos los cuatro díad y media mañana, que nos separaban centímetros. Recuerdo decirte las palabras que nunca le he dicho a nadie, palabras que nunca he sentido por nadie más. Recuerdo ver tu sonrisa por primera vez. Y recuerdo no dormir por ti, ni tu por mi. Esas noches, en las que tenías miedo, y en verdad es que tu miedo y tus llantos me daban seguridad para salvarte. Recuerdo darte lo más preciado para mí, oncluso mi primera camiseta de fútbol que mi padre me regaló cuando cumplí 13 años con mi aprllido y el número 1. Siempre me decías que algún día nos veríamos e irías a mis partidos con una camiseta hecha por ti, animándome como si nada importara. Supongo que al dejar lo que en teoría me apasionaba, fue un golpe duro para mi, no solo por no seguir haciendo la rutina, jugar al deporte que mejor se daba, sino por saber que ya no podrías verme jugar.
No me arrepiento de nada de lo que he hecho por ti, y nunca voy a hacerlo. Aún recuerdo tus labios, disfrazados con el color rojo, ese que nos gusta tanto y decirme "te amo" mirándome a los ojos y regalándole una sonrisa a mi mirada. He sido muchas cosas contigo, cruel, cariñosa... pero lo que más me gusta es ser libre y eterna junto a ti. Cuando fumamos esos petas en esa playa, podíamos volar... y ese tercer peta en Barcelona, cuando un seńor se nos puso al lado a contarnos su vida. Defendiste lo tuyo, y probablemente no te dije lo que querías escuchar, supongo que debería ir un poco ciega, pero estuve y estoy muy orgullosa de cómo le dejaste sin argumentos, como hacea muchas veces con las personas, menos conmigo. A tu lado el mundo parece más humano, parece incluso mejor de lo que puede ser si lo apreciamos.
No quiero ninguna despedida, porque no quiero echarte de menos. Supongo que tu frase tiene sentido, todo es efímero. Menos el sentimiento de apreciarte, admirarte, quererte y respetarte por como eres. Eso no es efímero, creeme. No quiero que llores más por mi, lloraré por las dos si hace falta. Pero tu carita de campeona no debe llorar. Y menos por mí. Perdón por ser tan cruel y tan directa, pero que sepas que era una falsa alarma. Nunca voy a irme de tu lado. Lo prometí.
ATT: Aina, quién ha luchado por salvarte siempre.
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