jueves, 2 de abril de 2020

Quería escribir sobre esto hace unos días, pero no terminaba de atreverme. Hablaré por mí misma, pero también por las personas que como yo, tengan un trastorno mental. En mi caso, tengo ciclotimia, y un trastorno de alimentación. 
Esta situación no debería ser para mí del todo dura. Prácticamente estoy siempre sola, no socializo mucho y vivo sola, vivo con mis constantes cambios anímicos bruscos, y con el falso control alimentario que siempre me tortura y nunca deja mi mente. Mi problema no es estar confinada en casa, sin salir durante semanas, pues eso ya lo hago siempre. Mi problema es que estoy obligada a convivir con otras personas, amoldarme, dejarme ver, comidas comunes, convivencia común. 
Estas semanas están siendo aterradoras y no paro de luchar contra la idea de acabar conmigo. Estas semanas y no sé por cuánto tiempo más, los servicios psiquiátricos y psicológicos de los que disfruto semanalmente, no están ahí, tengo que lidiar contra todo ello yo sola, y cada noche en la que no duermo, y cada mañana al despertarme con el deseo de no salir de la cama en todo el día, son para mí un reto solitario al que tengo que enfrentarme. 
Pero sin duda, lo más duro a lo que me enfrento, es a mi trastorno alimentario. Tengo cita a finales de este mes en el hospital, en una unidad de trastornos de la alimentación, para ponerle fecha a mi ingreso en verano. Voy a ingresar muerta de miedo, pero sabiendo que es lo más valiente que he hecho hasta ahora, enfrentarme a mí y dar un paso firme para recuperarme de lo que lleva siendo muchos años un infierno. Anorexia. Me paso días enteros sin comer, o días en los que hago solo una comida, me fuerzo a hacer ejercicio que no me gusta solo para quemar calorías, de forma obsesiva. Tener un buen día o no, depende del peso que marque la báscula cada día. Si el número sube, aunque sean 100 gramos, ya tengo ganas de morir, y no puedo controlarlo, juro que no, y ojalá pudiera. Todo esto, lo echo todo a perder con días contrarios. Hay otros días en los que me doy atracones, tanto que he llegado a cuestionarme si lo que tendré es bulimia. Hay días que me doy dos atracones y vomito tres veces. No paro de vomitar, de destrozarme la garganta, el estómago. De vomitar sangre. Y después de estos días, vienen días de luto, de culpa extrema, de volver a ayunar y a matarme de hambre, y vuelta otra vez, y no paro de pensar en comida, y en mi maldito cuerpo, y me castigo, y se me escapa de mi control, y no puedo sola. Por eso, creo que la cruda decisión de ingresarme es la más inteligente que he tomado nunca, y me muero de miedo, pero más miedo me daría el saber que soy una cobarde y no me atrevo a tratarme, por ahí no paso. Tengo derecho, tenemos derecho a un tratamiento, a pedir ayuda cuando nosotras mismas no tenemos ningún control sobre la enfermedad. 
Por eso en estos días, hago "llamamiento": Hace muchísimo daño ver en las redes este boom del ejercicio físico en cuarentena, y con ello no estoy diciendo que no esté de acuerdo, o que vaya en contra, todo lo contrario, con decirlo solo pretendo expresarme, porque necesito sacar lo que me hace daño, aunque sean cosas normales o sanas para los demás. Me duelen también muchísimo comentarios como "vamos a engordar esta cuarentena". Me pone mucha presión y hace que no quiera comer. Aunque sé que son comentarios totalmente inocentes. Se me hace duro vivir con todo esto y tener que aguantar este tiempo hasta que me ingresen, no veo la hora. Pido comprensión, empatía. Espero haber hecho pensar a alguien, o al menos acercar un poco más esta problemática tan desconocida a la gente. Los hospitales están saturados, y muchas personas en riesgo, en riesgo grave, con trastornos mentales, están dejadas y descuidadas hasta nueva orden. Por esto, solo pido que si necesitáis hablar, estoy aquí. Y que si conocéis a alguien con cualquier problema, por favor, escribirles estos días, hacerles saber simplemente que os acordáis de su existencia. Un detalle así puede ser vital para alguien o al menos, aportarle algo de fuerza. 

jueves, 27 de febrero de 2020

Eres la magia del mago.

No quiero escribirte nada. 

No he venido a escribirte nada, a tirarte unas letras así sin más, ni a espolvorear dulzura con palabras delicadas. He venido a entregar mi corazón. 
Hay novelas que aun sin ser largas no logran comenzar de verdad hasta la página 50 o la 60. A algunas vidas les sucede lo mismo. Tú comienzas de verdad cada día, y nos comienzas a nosotros, los que te rodeamos; nos das cuerda como a una cajita de música, o como a un reloj de pared. Tu existir y tu parpadeo al mundo, tu generosidad al querer compartirte conmigo, hace que yo, sienta mi vida más de verdad. 
Debemos estar dispuestas a renunciar a la vida que estamos llevando para poder disfrutar de la vida que está esperándonos. No podría contar la historia de mi vida sin hablar de cuánto la llenas. No pretendas curarte de nadie. ni olvidar, ni negar lo que amaste. Tendrías que perder una parte de ti, y tú no quieres andar por la vida en pedazos. 
Cuando el mago lloraba, el conejo salía solo del sombrero y le sacaba todos los pañuelos de la manga para secar sus lágrimas. Eso eres tú. Eres la magia del mago. No tapas, no eclipsas, no pretendes, no demandas, no reprochas... Solo estás ahí, al fondo,generosa, bonita, esperando sin desearlo, a poder acudir siempre a socorrerme. "Querer estar", para mí, tu combinación de verbos perfecta. 
Recuerda siempre que eres dueña de ti, y que el arte de domesticar es complicado. A veces te verás como una bestia, otras, como un huracán que no sabrás controlar, otras veces no te entenderás a ti misma, pero siempre estarás en permanente proceso de conocer todas tus versiones. Ese es tu tesoro, tu colección infinita de  "tús". Qué afortunados somos los que podemos verte crecer, y ver cómo te levantas y sirves de ejemplo, qué valiente eres, temblando de miedo pero arriesgándote a vivirlo. Me repito: Eres la magia del mago, y tu mejor truco, es hacerte sentir cerca aunque estemos lejos, nunca te siento como ausencia, ni distancia, siempre te siento a mi lado, como tatuada. 
El mejor consejo que podré darte siempre es un abrazo. El mejor consejo que me has dado a mí es nunca cerrarme tus brazos. Feliz cumpleaños mi amor. 
Te quiero siempre.

Postdata: Dejo constancia por escrito de mi promesa de hacerte tu tarta Red Velvet cuando vaya muy pronto, espero que aún sigas ahí. De momento yo ya he cogido este trozo. Lo demás es para ti. 

lunes, 20 de enero de 2020

¿Dónde estoy yo?

Nunca desaparece, siempre en mis venas. Quiero dejarlo todo, se está volviendo una carga insoportable para mí. Quiero dejarlo todo. Por mucho que intento contenerlo, no sé por qué no puedo relajarme. No puedo respirar. Ellos quieren quitármelo, se me queda mirando a la cara, me sostiene en el espacio, quiero dejarlo. Se está volviendo una carga para mí, quiero dejarlo ir. No puedo respirar. Cada vez estoy más segura de que no voy a poder conmigo misma. No puedo ni mirarme al espejo, ni siquiera sé alimentarme, ni siquiera quiero alimentarme, quiero desaparecer, quiero ser invisible, quiero hacerme polvo, no quiero existir. 
Tengo tanto dolor dentro que hay días que realmente no sé porqué estoy viva. No quiero vivir, no quiero vivir, no quiero vivir, no quiero vivir, no quiero vivir. Vivo por los demás. Estudio por los demás, me despierto por los demás, como por los demás, camino por los demás, respiro por los demás, trabajo por los demás. ¿Dónde estoy yo?