Hoy vengo a sincerarme con vosotros porque realmente lo necesito. Todos creen que ya estoy bien y creedme que no he tratado de engañar a nadie. Realmente yo misma pensaba o quería con todas mis fuerzas estar bien. En estos momentos me siento rastrera, mentirosa y una mala persona porque sé perfectamente que tengo a personas dispuestas a escucharme, que me quieren (especialmente una), y me duele y me odio por ser una cobarde que no quiere ser otra decepción y una carga de nuevo, porque no sabéis lo que pesa. Es frustración e impotencia pura lo que se siente cuando pones todas tus fuerzas en estar bien y darte de bruces con la realidad al darte cuenta de que se escapa de tu control o capacidad. Que la tristeza es algo que llevas siempre y que sin un apoyo psicológico o un tratamiento no te ves capaz de seguir adelante.
Hace meses creía estar mucho, mucho mejor, pero mi psiquiatra me dijo que tuviera cuidado porque si iba demasiado rápido tendría que verme otra vez sentada ante él. Llevo estos meses luchando para no volver a vivir esa escena, para sentirme como alguien normal que es capaz de salir a la calle, ir a una fiesta, comer delante de la gente, vestir lo que me de la gana y ser alegre, al menos que la felicidad pesara un poquito más que la tristeza en mi vida, pero no está siendo posible y mis ganas no están ausentes. Me siento una fracasada que encima no quiere decir nada a nadie. Sé que las personas que me quieren se sentirán horrible porque creerán que no están cumpliendo su deber para conmigo, pero no es así. Solo es culpa mía.
Hoy escribo así, "dejada de la mano De Dios" porque solo quería sacar algo de mí. Gracias.