martes, 4 de julio de 2017

Qué descuido por mi parte el no acelerar mi destino para chocarme antes contigo.
Qué derroche de tiempo vacío sin saber que una sonrisa abarcaría La Luz de mi vida, en un ángulo ascendente.
Qué sensación de desnudez de mi alma cuando me regalas tu presencia.
Qué fuerza tan especial la que atesoras, que no empuja, sino que atrae dulcemente contando historias de mecedora.
Gracias.
Por ti.